miércoles, 26 de octubre de 2011

Quien iba a pensar que acabarías monja

Hay quien apetece sombras o golondrinas
de invierno. Yo no. Es pálida tu piel y tus
labios son lápices de mar. Pero hablas como
el pájaro sin horas en su cubil, en su noche.
¿Y las águilas de azul? ¿Y el coral? Y es que yo
sueño con la plata sin álbumes y me incorporo
entre dinosaurios de agua o diablos ciegos
sin dinamita ni ardor. Hoy creo en los oráculos
de la luna o en los sonidos inmóviles del azar.
Se desnudan las albas que aún miran la celosía
roja. Pero yo ya no navego en tu bondad de isla,
en tu corazón de tiniebla. Solo sé que mi rail
se desgasta como la piedad de los nombres
o la historia que el pasado cubre de guirnaldas
y tiempo. Nunca sentí más próxima la raíz del
silencio, cuerpos que se agitan y son verdad.
Autentica verdad.

sábado, 15 de octubre de 2011

Un recuerdo de ti

La cenefa y su árbol exacto.

Tú que ayer eras nieve, un sol
invencible.

El candor y la música, la que olvida
el olvido. La marea de todas las mareas,
la muerte que abrasa.

El fin.

sábado, 8 de octubre de 2011

Igual que Cenicienta

Aunque tú no lo sepas guardas un paraíso
entre las manos. Tu corazón es un cisne
que ama la quietud, el féretro encendido.
Llegará la luz, llegará la luz a tu sueño.
Y sentirás el paso breve del animal sigiloso,
la vida armoniosa de las luciérnagas. Hay
destinos como zapatos blancos(en la memoria
del cristal un ejército de espumas). Y tu belleza
que no es de carmín, ambigua como el azar,
inocente como el delirio.