miércoles, 28 de noviembre de 2012

La vida intenta compensarnos

La ciudad, al fin, calla. Llega el mensaje con la voz
roja de la incredulidad. Guardo el libro que me hacia
imaginar teoremas sobre el sexo, guardo también
mi nube sin rostro entre las sábanas del hotel.
¿Por qué esta ceremonia si sólo se trata de la muerte
que golpea una vez más en la tibia luz? Es trágico,
lo sé, ese dolor de piedra que se convierte en vegetal,
planta omnívora sin resplandor, opaca como
un sol frío que avanza igual que un diluvio
de locura. ¿Qué sentido tiene entonces el triunfo
del amor? Yo no busqué el desnudo de la carne
pero allí estaba su entrega. Hoy, desde la
perspectiva del tiempo, me cuesta entender
la razón de aquel extraño equilibrio cuyos
mimbres fueron la blanca luz y la oscuridad.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Conversación con el hombre que fui


¿Has sido fresno, álamo, caoba? Hablas con la infantil
astucia de un mendigo. Él te arropo con número y sal
y fue su corazón un circulo de jazmines sobre tu piel
o tu refugio. La paz es una jerarquía y la ilusión devuelve
su ejército cuando el hombre muestra un verdor en sus
venas ciegas. No existe la mentira sin un eco ni hay rodillas
que dibujen el ejemplo de un sol que divierte. ¿Es quizá
la vida un pasillo sin hojas donde el diluvio marca su signo
de madréporas y azúcar? Los pasos de un lince y la sinrazón
del músculo. Danza tu osario sobre ratones de azul, y
aún no sabes quien elige la singladura del miedo. Son
arpegios las razones del monstruo(como el calor infinito
de los versos cuando esconde su ayer y se aleja el misterio).
Un dibujo de pantanos, un insecto de ojos neutros,
un pálpito verde o una frase que hiela la zanahoria
de los eclipses como un manto inhóspito. Ah! si
conocieras la sangre inventada, el orificio de los
cometas que destruyen tu destino enfermo como árbol
de oro en la longitud de los imanes. Nada le debes
a la luz, copulan los meteoros en esa esbelta raíz
que te miente. Serás el orgullo de las horas sin lunes,
nunca el dormido ejemplo de los hospitales. Tu corazón
es un gnomo con cien cenotafios encendidos. Vuelve a ti,
a la seca semilla de un oasis donde la pregunta no sea
el alud ni los lobos alimenten la rutina del fruto.
No hay dios en las orillas múltiples de un espejo.
Sólo el ardid, su noche o su corona blanca.


martes, 20 de noviembre de 2012

Dicen que el amor nace del misterio

Es tu cara un árbol sin nombre.

Y tu cuerpo mil doctrinas que se opacan.

Hay en el sabor limpio de los cristales
un eco de oxímoron y crepúsculo.

Mira los silencios de la ciudad, la lluvia sin memoria,
los oídos tristes de la campana.

Hay un tren en tu sonrisa, y un libro sin regreso,
y también dos escalones vencidos cuyo candil
ambicionas.

Háblame como si fueras el muñeco de tu tempestad,
aúllame porque el sonido escapa entre cables azules
y un sordo rumor nos atisba.

Hoy has elegido el caballo gris. He visto los horarios
que fingen ser raíles y tu sombra que danza sobre
la luz.

¿Quién adivinará los círculos del agua?. ¿Quién espantará
el dolor de las estrellas con su púlpito de fragua
y su suvenir amargo?

Me basta la amenaza de tu ser, los quilómetros que inventa tu latido.

Me basta el devenir de las ciudades, los juegos en el parque,
la paradojas de un film insólito.

Siempre serás la victoria fría de un eje sobre otro,
el inútil gesto del invierno, la locura del enigma.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Noches de vino y rosas

Para un cuerpo joven no existe el pasado.

Entre la lluvia, con los abrigos que un día
pesaron sobre otros hombros, con el sabor
de una mirada que no se siente vieja.

Así la ilusión se vuelve niña y un cándido gesto
de manos abiertas abraza el vacío como un don
oscuro.

El equívoco llega con la palabra, cuando el bar
huele a música y las tazas sobre el velador
aparcan su sombra como si fueran sueños
dormidos.

El regreso, entonces, es un hermoso canto de soledad,
mientras las piedras nocturnas agudizan su oído
de brujas en guardia.

Soy estatua, sí, porque mido el latir del frío
y retoco los espejos(ya no miran sino que son mirados)
a la espera de que un antiguo film me transporte a otro lugar
sin memoria.

Resulta fácil, comprender la carta de los menús blancos
y dialogar con los labios enfebrecidos, y sentir un eco
de luna en los párpados de la ciudad.

Se filtra el agua como una gota que en su eternidad
no midiera su dolor infame.

Quedan años por vivir, años que desconozco, toboganes
sombríos y verbenas de luz, playas que van creciendo,
cielos por conquistar.

Vida al fin camino de la muerte, de otra muerte que ya no soñaré.







jueves, 15 de noviembre de 2012

El Palacio Real


Te abrazarán los olivos con su geometría intacta.
Un camino y otro, la paz que devuelve al pájaro
su pronombre. Mira su osamenta, es blanca y roja
como un devenir infinito. Adentro se confunden
las líneas del mármol con el mosaico y la ternura
de la desgastada historia. Hay salas como cromos
de un alfabeto, cortinajes sin ídolo, estratagemas
en las paredes con fantasmas de nieve o rostros
sin espejo. Te veo insólita, entre orgullosas cámaras
y sedas y caobas o silencio. Mueren los acentos
en el rumor de las pinturas y sueña el eclipse de los
siglos una luz de pantera entre telares y mercurio.
¿Se desnuda aquí el color, entre bruñidas flores o acaso
una mirada escoge el ventanal de las ultimas fuentes,
el venero exacto de la alegría?. Un tránsito de caballos
o un eco de navíos sin mar. Aquí el príncipe llora su
narciso y en el azul de los campanarios una risa de agosto
brilla como una falúa inmóvil. Volverá la lluvia de los
pasos a ser frenesí de los días mientras el relámpago
inunda las salas de calor y orgullo. ¿Puede quizá
el mito encender la luz de los potros como un amanecer
de memoria y liendres?. Ah! solar de mis ojos que aman
la diamantina sed de la corona y sus arpegios. Llegará
tu cicatriz sin caléndulas hasta el párpado de abril,
latido infinito del azar que galopa y galopa.


viernes, 9 de noviembre de 2012

Una disquisición

A veces pienso que camino sobre un hilo, un finísimo hilo que me da confianza y me lleva al lado oscuro de mi mismo.¿Será un bucle el porvenir? ¿Quién vivió mi muerte para que yo viva su vida?. Con los años uno tiende a ponerse filosófico. Y eso no es malo, a la filosofía deberíamos regresar igual que un niño regresa a su llanto. Me pregunto, ¿quién puede entender la felicidad sin haber conocido antes las penurias del dolor?

Vagabundo

Los recuerdos de septiembre ya no llaman a la luz.

Sólo el paisaje de los altos edificios responde
a su sombra, inmensa y azul.

El futuro se acostumbra a dormir en mis bolsillos
errantes y yo no puedo entender la deriva de este tiempo
que me sigue como un perro sin fe.

Una mujer camina frente a mí, sus rodillas juntas,
las piernas alegres de un sexo que ama la esperanza,
los pechos erguidos que apuntan hacia el amor
o hacia la muerte.

Quisiera sentir el dolor de la ausencia, pero mi piel
es esquiva y mis sentidos no hayan otra respuesta
que no sea el silencio.

Vagabundo de mis días que van y vienen como en un sueño.

Me faltas tú
que aún no existes.

martes, 6 de noviembre de 2012

¿Quién me salvará?


Llueve en la cruz, en el hemisferio blanco
de mi huida. La piedra transita su óvalo
y un resplandor elige la entrada del adiós.

¿En qué época el símil o la alondra que ambiciona
pajaritas en el cenit de una genuflexión?

No hablarás, no dirás la historia que crece,
en tu simpatía no cabe la doctrina de la oruga,
su color de lasitud o el icono de las noches
con las preguntas del sueño y los ojos oscuros
de un epitafio.

La luna llena, las aventuras escritas en los carteles,
el tiempo que deletrea su pálpito, nada ni nadie camina
entre el viento y la virtud, mil ojos en los párpados
de una columna, los laberintos con vasos de cristal
teñidos de abril, la metamorfosis de las palabras
que no admiten la llave azul del hastío.

Tú volverás a los pasos desnudos porque las amazonas
del ocaso buscan cocteles ingrávidos, el verbo
tenebroso en la dulzura de la noche, las águilas
ya muertas en el abecedario del dolor.

Mi cicatriz roza el ámbar, mis espejos ansían la maldad
del árbol cuando cae la duda junto al humus y la tiniebla,
entre largos aullidos de silencio.

Aquí espero lo que ha sido y no será, la caricia
del fulgor inexacto, el relámpago móvil que aconteció
como una nube, la rauda canción que aprisiona
en un circulo su ambigua verdad.

Todos los rompeolas han llorado, tu azúcar bate
sus inviernos en un café y se arremolina en un latido
de caracol.

Lento el elixir de los días que envenena la ilusión
de la caricia y el ardor.




jueves, 1 de noviembre de 2012

Jorge Cafrune

En estos tiempos que corren no está de más recordar canciones como ésta...

Septiembre(un poema de Luis Muñoz)

En el pálido azul que acogen las terrazas,
los labios desprovistos que saben regresar
y el vuelo de las últimas gaviotas.

Voces que el mar congrega,
que vienen con las olas y son la lejanía.
Playas tendidas como alas de nieve
al pie de los bañistas
y autobuses velados con tenues pasajeros
que persiguen la falta de costumbre.

También entonces
rubias muchachas sumergidas
en el agua templada de las historias breves
y la pasión del horizonte, el hilo de ciudades
que definen los barcos que se alejan.

No es más real, septiembre, que un recuerdo,
pero nombres que dimos por perdidos
recobran claridad, el aire que atraían
y el sueño en que resisten los veranos.