martes, 11 de junio de 2013

Soy

¿Cómo cambiar el color de lo infinito? Baja lento
el autobús, se hunde en la claridad como un pájaro
oscuro. Es el mismo día en mi corazón, la lejanía
pone una túnica en mis ojos hastiados y azules.
Ya sólo vivir es lo que importa, nada de miedo
ni extrañeza, únicamente piel y blancura,
idiomas impenetrables que se acuestan a la luz
o a la caída. En el parque, el desfile
de las palmeras se balancea, fuera del mar
el óxido se vuelve azul, tu cuerpo irreal
se ha convertido en isla. Existe otro país
en mi memoria al que llamo ausencia.

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