domingo, 19 de enero de 2014

Noches de luna llena



Siempre a la espera de un quizá.

Esta noche invita la palabra a ser comedia azul,
brillos de copas, melancolía, faros de neón
en autos incombustibles...

Y el camino, el paso como gimnasia rota
con la sed de los rótulos
parpadeando en la risa.

No había un nombre que decir,
tampoco un cuerpo
o su refractaria exactitud.

Era demasiado pronto para el olvido,
demasiada la luz del artificio
para que el reloj no inventara
una historia.

El látigo de un verbo me indica el sol ausente,
la salida hacia el claror de la luna sólita.

Somos tres las pieles sin sombra,
tu miras,
yo miro
ella mira
el oscuro pozo de los ventanales,
los pájaros del parque callan
como músculos de piedra.

Así comenzará el sueño de una primavera virgen,
su largo talle, sus medias negras,
el color impertinente de sus vestidos.

En la mágica deriva de mi juventud,
caen los fuegos fatuos igual que luces de mar.

Hombre de agua soy,
náufrago o capitán de un barco errante
ya ido.









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