martes, 3 de junio de 2014

Añoranza

Él menciona la edad de los juegos,
pero ya es tarde.

Un límite, una querencia,
la nostalgia de un mar perdido
o quizá
el color de los campos,
el aroma del brezo,
la umbría de los chopos
junto al río.

Nada de lo que pienses será igual
porque el tiempo deshoja piedras
y tú, tripulante de ti mismo,
ya te has ido.

2 comentarios:

  1. Un placer leerte en tu cuaderno, Ramón. Un abrazo.
    Salud.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, Julio, por pasarte por este minúsculo rincón de poesia. Un abrazo.

    ResponderEliminar