domingo, 10 de agosto de 2014

El futuro



El tren anuncia las cavidades del frío.

Sentir así la soledad
como un párpado transparente,
los pasos solo reflejan la historia cansada
de un equipaje sin nombre, la exactitud
que magnifica los relojes
en progresivos segundos de añoranza.

Como un anticipo de la luz
el desorden de los cristales crea nubes de blancor
que habitan la piel pasajera.

Yo sé que la palabra es un artificio
que pone alas de ilusión en los días breves,
en la cicatriz cuya ternura brilla
en los espejos de un diálogo proscrito,
en la sed de una amistad
que llora sus penúltimos naufragios.

¿Y dónde la perversidad del carmín,
los ojos oscuros de un cuerpo ingrávido
que ya no duele?

Otra vida llegará
con los perfiles de un mar amigo,
otras imágenes dibujarán playas negras,
acantilados que sueñen un rostro sin pájaros,
voces que cautiven los misterios de una isla cálida.

Tal vez sea posible un sueño blanco,
un labio que despierte mi fe,
un aire clandestino que me ampare.

Hoy es otra la luz, otro el desliz
que viste mi ausencia,
otra la claridad que huye.

Siento como crecen en mí
las ramas insomnes del futuro.

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