domingo, 29 de marzo de 2015

Con él no tengo propiemente trato(un poema de Esperanza López Parada)

Con él no tengo propiamente trato
ni intercambio jamás ningún saludo.
Pero le espío cada vez que sale,
miro que no se halle donde se halla
y así no descubro su cuerpo. Descubro
el hueco abandonado de su cuerpo.
Del otro sólo conozco que está fuera,
lo que es un relativo saber y sin objeto.
No averiguo de él más que su ausencia.

sábado, 28 de marzo de 2015

Ya está todo dicho

El aprecio es un ramo que finge mediodías.
Mi verso caduca su noche entre la repetición
y la conciencia de ser huella de olvido. ¿Por qué
escribir entonces si ya no existe el sueño de las rosas?

Fragmento de "El túnel" de Ernesto Sábato

"Es curioso, pero vivir consiste en construir futuros recuerdos; ahora mismo, aquí frente al mar, sé que estoy preparando recuerdos minuciosos, que alguna vez me traerán la melancolía y la desesperanza"

viernes, 27 de marzo de 2015

La oveja negra (microcuento o fábula de Augusto Monterroso)

En un lejano país existió hace muchos años una Oveja negra. Fue fusilada.

Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque.

Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.

Villancico en Central Park (un poema de José Hierro)

Mañanicas floridas
del frío invierno
recordad a mi niño
que duerme al hilo.

Lope de Vega

Vistió la noche, copo a copo,
pluma a pluma,
lo que fue llama y oro,
cota de malla del guerrero otoño
y ahora es reino de la blancura.
¿Qué hago yo, profanando, pisando
tan fragilísimo plumaje?
Y arranco con mis manos
un puñado, un pichón de nieve,
y con amor, y con delicadeza y con ternura
lo acaricio, lo acuno, lo protejo.
Para que no llore de frío.

sábado, 21 de marzo de 2015

Ella comenta la pintura de su padre



Lo que entonces no vi, lo veo hoy. Las manos
hablan, dibujan un nombre en la penumbra,
se entrelazan como fusiles de paz. La piel
le dicta la frase con el respingo del amor
entre los labios.Qué humildad es necesaria
para vivir en el otro, a través del otro su mundo
de hojas, su calidez de objetos que han muerto
antes de morir en la fulgurante aquiescencia
de la luz, su pasión de troncos yacentes,
su carnalidad asilvestrada, su huida que
finge ser umbría de huesos y vísceras
en cualquier estación frágil.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Fragmento de "La cantante calva" de Eugene Ionesco


" BOMBERO-El resfriado: Mi cuñado tenía, por el lado paterno, un primo carnal uno de cuyos tíos maternos tenía un suegro cuyo abuelo paterno se había casado en segundas nupcias con un joven indígena cuyo hermano había conocido, en uno de sus viajes, a una muchacha de la que se enamoró y con la cual tuvo un hijo que se casó con una farmacéutica intrépida que no era otra que la sobrina de un contramaestre desconocido de la marina británica y cuyo padre adoptivo tenía una tía que hablaba de corrido el español y que era, quizás, una de las nietas de un ingeniero, muerto joven, nieto a su vez de un propietario de viñedos de los que obtenían un vino mediocre, pero que tenía un primo segundo, casero y ayudante, cuyo hijo se había casado con una joven muy guapa, divorciada, cuyo primer marido era hijo de un patriota sincero que había sabido educar en el deseo de hacer fortuna a una de sus hijas, que pudo casarse con un cazador que había conocido a Rothschild y cuyo hermano, después de haber cambiado muchas veces de oficio, se casó y tuvo una hija, cuyo bisabuelo, mezquino, llevaba unas gafas que le había regalado un primo suyo, cuñado de un portugués, hijo natural de un molinero, no demasiado pobre, cuyo hermano de leche tomó por esposa a la hija de un ex médico rural, hermano de leche del hijo de un lechero, hijo natural a su vez de otro médico rural casado tres veces seguidas, cuya tercera mujer...
SR. MARTIN-Conocí a esa tercera mujer, si no me engaño. Comía pollo en un avispero.
EL BOMBERO-No era la misma. "

La noche ajena

Lo que pueda sentir la noche
no nos pertenece.

Brillos sobre el agua, el rubor o la campana
que olvida su signo, la raíz de una escalinata
que es misterio de dudas impares
en la fría quietud de noviembre.

Volverá el silbido de los pájaros
a morir en los azules ejes
de un bar.

Tú y yo, nocturnidad que no cabe
en dos peldaños heridos,
luces que calla el verbo transeúnte
y no proclaman la humedad del vicio,
sólo la sintonía oscura
de madrugadas sin jazz,
bajo el desliz de las horas
que han preguntado por un nombre,
una huella,
un círculo.

Nada hay más triste
que una vocal sin labios,
así los iris que han dejado de ser espejo,
trasluz o penumbra.

Cada sinrazón que crece en mí
añade flores de incienso
a la plegaria del porqué,
al anuncio triste de la caducidad.

Que sean los ruiseñores la verdad escondida
de esta muerte que invita al agua,
al fluido, a tu saliva
que ennegrece la virtud fósil
de un reloj varado.

lunes, 16 de marzo de 2015

Nunca sabrás que te dedico este poema


Línea a línea la comisura de una piel sin retorno.
Mi viaje deja de ser un eco, encuentra la voz
en la elipse, la humedad en el ojo que mira al sur,
las panteras que llueven en un abril engañoso.
Nada es múltiple, nada ni el unísono paso de
la discordia o el azul que muere en un frac blanco
o en un jean sin hogar. El latido, el lento latido
de la música y el frío de los meteoros y la languidez
que invita a la noche a ser artificio o luciérnaga
herida. Has sido la máscara que llora, la verdad
de un tren que finge el adiós, la cadencia de las
frases amigas en tugurios próximos como un jardin
desolado. Admiro tu sombra, la infinitud de aquel
espejo que habló como un padre y dijo he aqui
el misterio de los bodegones solitarios
, la marca
que aún fluye en tu memoria vieja. Si te recuerdo
es por la ausencia, si en el ámbar de las olas sin
regreso apoyas tu cabeza diminuta sobre pilares
imposibles, será por la nostalgia inmadura que
se refugia en el alud de estos dias insomnes,
días que todavía sueñan lo imposible en la raíz
de la bienvenida, en el sol perpetuo de los enigmas.

sábado, 14 de marzo de 2015

Incomprensión de la mentira

¿Cuál es el color de la mentira?
Sólo sé del fluido que hiere o
de la melancolía que se instala
en la pregunta o la sinrazón de
espejos que confunde el misterio
con la luz. Sólo sé de un lloro que
cae cuando un labio no se nombra
fiel o es tan solo una huida que
extiende el silencio de la duda.
Sólo sé de su arbitrio fatal que no
respeta el verbo ni la dulce inclinación
de la verdad. Ignoro cuál es su sentido
o su fe. Yo sólo quiero ver su lejanía
en una nube rota.

jueves, 5 de marzo de 2015

Una forma de existir

El cansancio vive en la luz, en la armonía,
en los ojos blancos del misterio.

Su ramaje florece en la piel
como rios sin nombre
o acuarelas desvaídas
en alud.

¿Qué edad es la simetría, el orden,
el arpegio que mueve la música
perfectamente reglada
de los días?

Ella supo del tránsito y fue su cabello
una vorágine de ramas en el cielo puntilloso.

Yo busqué la redonda escultura
de esa voz innombrada, el jardín
donde yace la sinrazón impertérrita.

Resulta fácil acostumbrarse al latido,
su memoria es de alguacil,
su llanto crece cuando el amor,
la desidia, el miedo
o la latitud de mil atmósferas rojas
caen sobre el vientre indómito
que es tu cueva
o tu adiós.

¿Y la verdad, en qué rincón las máscaras
son ya inoportunas, en qué sincronía
de telas ocultas o cómodas vacías
o cuadros terriblemente inclinados
habita el orden que pasa?