lunes, 8 de junio de 2015

Fragmento de "La mujer rota" de Simone de Beauvoir.

"Mi primer encuentro con la muerte, cómo lloré. Después lloré cada vez menos: mis padres, mi cuñado, mi suegro, los amigos. También eso es envejecer. Tantos muertos detrás de uno, echados de menos, olvidados. A menudo, cuando leo el diario, me entero de una nueva muerte: un escritor querido, una colega, un viejo colaborador de André, uno de nuestros camaradas políticos, un amigo perdido de vista. Uno debe sentirse extraño cuando queda, como Manette, como el único testigo de un mundo abolido".

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