domingo, 30 de agosto de 2015

Semejanzas

Como el tul de las cortinas gastadas,
como el sofá que no quiere ser la huella
de un cuerpo, como el plato de cerámica
que solo espera su caída, como la mesa
y las sillas que nunca fueron amantes,
como el televisor sin luz que desdeña
las noticias, como los techos, las paredes,
las lámparas que han muerto de vida;
así yo, así tú.

Entiéndeme

Puedo ser perfecto si tú quieres,
lo mismo que el narciso cuando llora.
A menudo finjo la idiotez de las máscaras,
el lado oscuro del adiós. No te engañes,
mi deseo es simple: tan solo quiero tu
penumbra, esa parte de ti que no conoces.

sábado, 29 de agosto de 2015

Fragmento de " El lobo estepario" de Hermann Hesse

"No puedo aguantar mucho tiempo ni en un teatro ni en un cine, apenas puedo leer un periódico, rara vez un libro moderno; no puedo comprender qué clase de placer y de alegría buscan los hombres en los hoteles y en los ferrocarriles totalmente llenos, en los cafés repletos de gente oyendo una música fastidiosa y pesada; en los bares y varietés de las elegantes ciudades lujosas, en las exposiciones universales, en las carreras, en las conferencias para los necesitados de ilustración, en los grandes lugares de deportes; no puedo entender ni compartir todos estos placeres, que a mí me serían desde luego asequibles y por los que tantos millares de personas se afanan y se agitan".

viernes, 28 de agosto de 2015

Días de agua



Yo llegué al sinsabor de la lluvia
como un hombre de Egipto.

Aprendi a llorar con la sed de los canales,
con los tejados anfibios de la simulación.

Y comprendi el verdor de las estatuas,
la fiebre de las alcantarillas,
los ríos sin nombre que crecen
en los intersticios del miedo.

Mi anorak es amarillo
como la caricia del otoño.

Mis ojos brillan
entre la multitud de nubes
como un ángel en su exilio.

Toda la humedad calla
cuando las horas gritan la noche,
entonces un crisol de silencios escribe su oratoria
entre pórticos y plazas, bajo las lágrimas
de los leones de piedra.

jueves, 27 de agosto de 2015

Adolescencia

Pienso si mi hijo descubrirá en su mirada
el futuro. Ahora es solo un canto gris a las
nubes.¿En qué momento se enciende la llama
del ser, el anuncio de que hay que pisar
sombras para alcanzar el hoy? Le miro
y no hay sorpresa porque sueña y se
multiplica como un acróbata que no
conoce el peligro, ni la red que mi
ansia deposita en su locura.

miércoles, 26 de agosto de 2015

La valentía

Nada puedo temer porque nada es mío.
Si la vida quiere hojas yo le daré ramas,
si quiere desnudez yo le daré vestido. Se
trata tan solo de resistir, porque el hoy
y el mañana son enigmas y no existe
otra verdad que el fulgor de un instante
en la piel.


sábado, 22 de agosto de 2015

De cómo retener el tiempo

La mesilla nunca quiso ser rostro
ni la vitrina torre
o faro de cristal.

Es premeditado que no exista armonía,
que las paredes enseñen su piel blanca y desnuda,
que la tibia luz de las bombillas
ilumine los ojos dulces del frío.

En el sofá viven las huellas de la desidia,
su alta frente mira al ojo negro del televisor,
lo absorbe, lo inunda.

Parece detenido el aire
como si no existiera otro futuro
que esta huida hacia ti.

Sólo el ficus entiende mi pasión de dura tez,
mi infinita rendición a la quietud que pasa.

miércoles, 19 de agosto de 2015

La caricia



A menudo aparece como un después,
una sombra que hereda la luz.

Su vuelo es de mariposa,
su verdad un sol desconocido.

Se alimenta de los ojos caídos
y no espera un rebumbio
en el desprecio de ese instante
que refulge.

Escribe en el aire
con arenas de lástima,
su razón se asemeja a la alegria de los cometas
cuando surcan el vientre del destino.

En mis dedos se agita
como cicatríz heredada de una cercania,
de un camino trillado
por la constancia.

A veces se posa en las cálidas hebras
de un cabello familiar
para darle nido, arrobo, futuro.

Otras pasa como un avión
que descubre su mecánico eje
como flecha sin nombre
en la palidez de la desidia.

Me gusta el arpegio de su piel ,
el maquillaje que roza la infantil desnudez
de un corazón momentáneamente herido;
su locuacidad de terciopelo
en los hombros, en las mejillas,
en los labios mudos.

No sé si es un adiós
o un para siempre,
sólo dejo que la magia de su ternura
invada el cáliz oscuro de los días.


lunes, 17 de agosto de 2015

Otros mundos

En el salón crecen mundos de aire.

Cada objeto es un país ignoto.

El reloj de pajarita, por ejemplo,
vivió en las montañas de Suiza.

Los platos de porcelana
crean paisajes de jardínes alegres
o lentos ríos de caolín.

La cómoda tiene diez caras amables,
en su frente de cristal
reposa un juego de café veneciano.

La mesa circular nos habla
igual que un tótem familiar;
aún está la máquina Singer,
inútil bajo los ventanales.

Pero los mundos son también de carne,
añoranza de las palabras
en un rondo sin música;
las tardes acostados en las alfombras de Persia
como Aladinos que soñaran
más de mil y una noches.

En el salón los mundos callan
hasta que llega mi sombra a su piel.

Si cierro la puerta los elfos susurran fábulas y mitos.

Al fondo del retrato de mi abuela
se yerguen las torres de un palacio
en Transilvania.



sábado, 15 de agosto de 2015

Las estaciones



Verano

Luz y más luz en las aceras. Tibio el aire, lasitud del mar, el cielo claro.

Otoño

El color tenue. Los amarillos y los ocres. Se empaña el viento cuando hablo.

Invierno

La lluvia agrede, bajo el abrigo los pensamientos vuelan. El refugio es calor que abraza.

Primavera

Flores en el jarrón, despiertan los dias como amantes rubios. Ha pasado un año sin ti.

jueves, 13 de agosto de 2015

Juntos

Me gustaría que vieras
el mar desconocido.

Otro mar que no sea el nuestro.

Me gustaría enseñarte las cosas pequeñas
que un dia me sobrevivirán
para que entiendas su razón oculta.

Quisiera hablarte de aquellas páginas
que también leíste, del porqué nace una llama
en los ojos que resplandecen,
de la presencia de tu cuerpo
aunque no estés ahora.

Son, quizá, demasiadas palabras
cuando es suficiente el trazo de mis dedos
sobre tu piel amiga.

Tú, tal vez, calles
y mires ausente el paso de los taxis,
el dibujo de las aceras,
la insensatez del tráfico
en una mañana de lunes.

No importa que ya no existan pájaros sobre el río
ni que el amanecer sea áspero, oscuro, fúnebre.

En nosotros hay una luz
que crece en compañía,
su blancor es un aura que nos salva.

No esperes, amor, otra respuesta
que no sea la unión de dos sombras leales.

miércoles, 12 de agosto de 2015

El café



En la distancia veo a esa pareja
que habla junto al ventanal.

No miran a la calle-se miran entre sí-.

Se enfría el café en sus tazas demoradas.

Yo me llevo a los labios el vaso de licor
y le pregunto al camarero
por algún periódico libre.

Empieza a llover sobre las tejas grises.

Se está bien aquí bajo el reloj roto,
ajeno a la vida como este velador
que calla.



lunes, 10 de agosto de 2015

La herida

Yo sé que la herida está ahí como
un sello de piedra en el corazón.
Nada duele más que el olvido,
por eso no me abandones aunque
ya no sea para ti otra cosa que tiempo
pasado, inevitable tiempo sin huella
de un deseo marchito.

Fragmentos de "Crimen y castigo" de Fiodor Dostoievski



"Le dió el golpe precisamente en la mollera, a lo que contribuyó la baja estatura de la víctima. Enseguida, le hirió por segunda y por tercera vez, siempre con el revés del hacha y siempre en la mollera. La sangre brotó cual una copa volcada, y el cuerpo se desplomó hacia delante en el suelo. El se echó atrás para facilitar la caída y se inclinó sobre su rostro: estaba muerta. Las pupilas de los ojos, dilatadas, parecían querer salírsele de sus órbitas; la frente y la cara muequeaban en las convulsiones de la agonía".

"¿Donde he leído -pensó Raskólnikov prosiguiendo su camino-, dónde he leído lo que decía o pensaba un condenado a muerte una hora antes de que lo ejecutaran? Que si debiera vivir en algún sitio elevado, encima de una roca, en una superficie tan pequeña que sólo ofreciera espacio para colocar los pies, y en torno se abrieran el abismo, el océano, tinieblas eternas, eterna soledad y tormenta; si debiera permanecer en el espacio de una vara durante toda la vida, mil años, una eternidad, preferiría vivir así que morir. ¡Vivir, como quiera que fuese, pero vivir!"

domingo, 9 de agosto de 2015

Siempre supe que vivirías aquí

Antes de que existieras
ya sentía tu voz.

No es el tamaño, no es la edad
quienes deciden la altura del sueño.

No conocer otro hogar que la luz
con sus huellas dormidas.

No habitar otro espacio
que estas habitaciones blancas
tan heridas de pasado.

Aquí murió el gato de la desidia,
aquí las hermosas caderas de lo imposible
dejaron sombra en cada moldura herida.

Una y otra vez la mujer que ya no vive en ti
enseña su tez de arrabal,
sus ojos perdidos,
su blusa de satén.

No hay esquinas que te nombren
ni paredes de rostro dibujado
en la suave rugosidad del yeso.

Golpea una mentira la memoria del teléfono,
la claridad ejerce su tiranía naranja
de tardes sin reglas
en el ocaso de noviembre.

Al fondo la cornucopia de caoba
parece el cabello de una insólita medusa
que abriera sus ojos de azogue
hacia el rastro de un zócalo invisible.

Rueda un balón con la lentitud del deseo frágil,
se posa en el bucle de la geometría
como un pájaro ausente,
espera la suave añoranza de un golpe
en los testículos de la dicha.

Se abre el pasillo como una vena imaginada
donde escuchar las palabras del misterio.

Siempre estarás aquí, aunque mi luz ya no viva,
vivirá tu resplandor.












jueves, 6 de agosto de 2015

La paz

Hay una forma de paz
que se parece al amor.

Su paso leve va tejiendo hilos en los días,
cubre de sueños el aire,
invoca a la luz como a una amiga
que buscara refugio o perdón.

Hay una forma de paz que dibuja caricias
en las paredes de la casa,
caricias amantes que nunca regresan
al rumor de la desconfianza
ni dejan en los labios frases ciegas
ni habitan en los recodos del sinsentido.

Hay una forma de paz
que solo conoce la infancia de los columpios alegres,
el cristal soñador del mañana.

Hay una forma de paz
que vive en el recuerdo de los mediodías azules,
en la claridad de las tardes calmas
de los agostos huídos.

Me gustaría sentir de nuevo esa paz
en mi corazón en fuga.

Me gustaría ser el ayer de tu vida.

miércoles, 5 de agosto de 2015

Aquella noche



Puedes decir las mismas palabras, acompañar
los gestos con el mismo resplandor inexistente,
dirigir tus ojos a mis ojos como una interrogación
sin patria, fruncir los labios con el mohín oculto
del adiós, parpadear cuando la luz te cubre, igual
que una caricia de amor. Será inútil, créeme,
pues nada podrá reproducir el lugar que una
vez fue palacio, ni la voz encontrará de nuevo
la magia del instante; ni la piel, los músculos,
el corazón que sangra, el pensamiento que siente
o las frases para nunca olvidadas conseguirán
ser eco de una noche que ha dejado su estela
de irracionalidad en las comisuras de este
silencio que finge la inmortal ceniza de tu
presencia en cada hora, en cada segundo
que yace.

lunes, 3 de agosto de 2015

Oda a las ciudades


Las ciudades se viven como se vive la luz.

De nuevo su piel, sus piedras impertérritas,
la magia de sus parques, el río o el mar
casi inútiles.

Y los rostros que no hablan
o el ajetreo tan invulnerable de los mercados
o la espaciosa cadencia de los vehículos
que surcan sin fe
su rumbo de autómatas.

Y el calor de las tardes de septiembre,
los balcones abiertos a la brisa,
el olor de la dársena
completamente azul.

Las ciudades escriben un nombre
en las paredes del aire,
callan como alcahuetas
cuando los cuerpos vuelven
a su vientre inmortal.

Las ciudades también se viven como ecos de la memoria
sin responder a las verdades del tránsito,
a su cruel imposición de raíces que mueren,
a su contemporánea virtud
de modernidad deshojada.

Todas las ciudades son una en mí,
porque en la curva de la edad
mil imagenes de resplandor se confunden
y todos los ríos son el mismo río,
todos los cielos el mismo cristal,
todas las calles
la misma vena
que fluye.

No hay retorno sin heridas
que reconstruyan la luz de las historias mínimas.

Mi pasión no es el olvido,
mi pasión cultiva fantasmas
que a menudo son mi sombra.

Fragmento de "La mujer nueva" de Carmen Laforet

"Estaba sonriente, tranquila. Con todo aquello dentro o envuelta en todo aquello.
Se vio a sí misma, dándose cuenta de que se pintaba los labios frente al espejo del lavabo, haciendo mil equilibrios con el traqueteo del tren. Sus ojos estaban profundamente serenos. Con una serenidad que no tenían hacía muchos años.

“¿Qué te pasa Paulina?”

Lo preguntó suavemente, a media voz, dirigiéndose a la imagen suya del espejo… pero, en verdad, materialmente, no le sucedía nada. Alrededor suyo no sucedía absolutamente nada".

domingo, 2 de agosto de 2015

La iglesia



¿Dónde está el orden de la vida-o de la muerte-
si un color ambiciona el ocaso?. Las palabras
llegan como un canción muda, su robustez
recita la gloria de opúsculos nombrados
bajo un sueño de ladrillos, una arquitectura
de entretiempo. Me fijo en las vidrieras donde
un mensaje anuncia la bondad de la historia.
Habla la mansedumbre con palpitaciones
de níquel, habla el misterio de los ejes en
el peregrinar astuto de la magia. Me gusta
el silencio que antecede a la música, pero no
entiendo la razón por la que cubren de flores
ya marchitas los bancos rotos de esta iglesia.