sábado, 30 de enero de 2016

Me hubiera gustado

Me hubiera gustado escribirte y poner
en un papel la palabra amor. No para ti
que ya estabas lejos antes del olvido, no
para las hojas de aquel parque que temblaba
en el invierno como un corazón solitario. Me
hubiera gustado que la palabra encendiera el
canon del futuro (sin armas, sin embalajes,
desnuda como el aliento). Pero la palabra
es un pájaro que nadie sabe adónde vuela
ni el suburbio dónde duerme, ni acaso la
insensatez de ser luz en un paraíso imposible.
Ya ves que no hay dudas desde la piel ajada,
han corrido estos años como galgos frenéticos,
entre páramos y a veces jardines cuyo color
disfrazaba la noche, dibujaba entre la simetría
de las estrellas una almohada mullida donde
reposar el delirio. No me ofende que tu rostro
nunca haya mirado la generosa raíz que como
un presente envolví entre las canciones que
amparaban tu ausencia, o reproducían el instante
en que igual que un eco refractario intuías la fácil
huida que es tu signo. Me recuerdas el cansancio
de las ventanas que ya no saben que un paisaje
rota; pero siempre se ofrece largo, móvil, insomne,
para que tu seas el espejo de ese flujo de arco iris
en que se convierte el silencio sin ti.

Fragmento de "Hermosos y malditos" de Francis Scott Fitzgerald

«Él había descubierto en su interior un horror y una soledad crecientes. La idea de comer solo le asustaba: a menudo prefería hacerlo con personas que aborrecía. Viajar, que en otro tiempo le había encantado, le parecía, en último extremo, insoportable, algo con color pero sin sustancia, una caza fantasmal tras la sombra de sus propios sueños.

Si soy esencialmente débil, pensó, necesito un trabajo factible. Le preocupaba la idea de ser, después de todo, nada más que una mediocridad con facilidad de palabra, sin contar siquiera con el aplomo de Maury ni el entusiasmo de Dick. No querer nada parecía una tragedia, y sin embargo quería algo. En ocasiones, durante breves instantes, sabía lo que era: una senda de esperanza que le condujera hacia lo que consideraba una inminente y ominosa ancianidad.»

jueves, 28 de enero de 2016

No me engaño

Este cuerpo no es el mío: se cree juventud,
ansia, deseo. Este cuerpo se mira en el cristal
y reconoce su llama vieja, el sol intacto de la
infancia. ¡Qué falsedad sentirse así, ombligo y
nocturnidad exhausta sobre el resplandor de
mil auroras!. Esa doblez no se agota en mí, sé
que es universal como un copo de nieve.¿Me
tranquiliza, acaso, la simpatía de lo múltiple?
Diré que no, que no consuela el aliento gastado
de las horas perdidas. Que ya no soy, que ya
no eres el rosal de aquellos días sin patria.
Cuando me desnudo veo en el espejo la ciudad
de la muerte, tan familiar como una gota de lluvia
que cae en la noche.

martes, 26 de enero de 2016

La sombra de Sísifo



De alguna manera hay que sostener la luz.
Eleva los brazos, concibe el gesto amante de un padre.
Como una estatua que el aire cincela vas a morir en el abrazo.
O no, piensa si ha sido un sueño el sol bajo tus axilas
o si panteras de barro, amantes felinos de la necesidad
son las esfinges, el cielo negro, la tierra seca,
ningún camino,
el torrente de fuego entre los mirtos, las raíces
concibiendo frutos de acero.
Yo te veo piel oscura contra piel oscura,
sombra que oscurece la sombra.
Sorprendido de no tener nada entre las manos
hace tiempo que la duda se hizo nube blanca
y voló con pájaros de azufre. Asumes fácilmente
las virtudes del circulo,
no te espantas del dolor, sueñas con días claros
que atraviesen los espejos,
mares que bajen raudos
hasta una lágrima de espuma.
Tu gran tarea consiste en olvidar que eres savia de un árbol infinito,
que el mundo, esa esfera de grietas
sigue inmóvil anclado a tus hombros como una joroba de miedos.
Y volverás a la risa ,extendidas las líneas
que rodean los pilares
de un astro enjaulado.
¿Cuándo el párpado se abrió en tu locura
y te dijo yo soy la flor negra,
soy la especie,
soy la linterna que has cegado en lucidez?
Yo admiro el impulso animal de tus conquistas,
el desafío abierto en flor de sangre.
Los dioses imaginan camposantos, un fuego de mercurio,
la dinamita en tu cantera de cuarzo.
Tienes un corazón doblado en sima
y dos alas de libertad sin memoria.

domingo, 24 de enero de 2016

La ciudad negada


Ya no respondo a la voz de mi ciudad,
ya no me llega el aire tibio
de su infancia.

Nunca pensé en los cielos grises sobre los tejados
o en la luna dilatada
invadiendo el margen de los auspicios
como una lechuza vieja.

Podría el corazón ser corazón
desde la costumbre de las aceras,
sintiendo el paso olímpico de la juventud
y el amor.

¿Cuál es la hora del sentir,
en qué espejo inmóvil
la magia de los candelabros
-tras la medianoche-
cuando las verrugas se esconden
y un solo de jazz escribe en la piel
sus incógnitas de rubí,
su atmósfera subyugante
de mariposas y acantilados?

Detrás de tu ardid mi sueño es azul,
en los laberintos
la caliza se vuelve caparazón inservible,
romántico renacer de un desengaño.

Conozco mi casa,
por eso su luz de ámbar
me indica en qué lugar estoy
dónde la imagen que se excita,
lentamente y sin invierno,
solidificada en el añil del tiempo futuro
ante la febril estatura de mi convicción
o mi muerte.

Carta de Albert Camus a su maestro tras recibir el premio Nobel

miércoles, 20 de enero de 2016

Nocturno entre San Miguel de Lillo y Santa Maria del Naranco



No sé,
es reconocer una huella,
volver a su sitio el juguete, la noble frente,
el espinazo erguido de la edad.

Mi asombro es lunar, giro sin amanecer en columnas,
sueño con sillares limpios y robustas espadas
y también con aromas de narciso
en los volantes de la reina.

Qué espacio tan dulce, qué memoria de pronto verde
en el ojo de qué pájaros.

Aquí no hablan bocas de jengibre,
aquí los medallones son la testuz del invierno;
campo herido, febril,
sueño de dados sin nombre ni herencia.
¿para qué la malla, el yelmo, la reja de un diamante?

El valor tiembla en el alvéolo de la música.

Son palacios sin duende, espejismos regalados,
lluvia que amortaja los caminos,
escenas de un soliloquio perversamente distinto.

He viajado siguiendo al lobo,
el horizonte carraspea como una mina socavada,
curiosos jardines sin luna
alimentan esta noche
la dimensión omnímoda del tiempo.

domingo, 17 de enero de 2016

Lo que dices

Tres palabras, solo tres palabras que no recuerdo.
En mis oídos reverbera la canción del nácar, tu
ilación de verbos ensartados, los rubís que los
adjetivos muestran con la epifanía del lugar,
del tiempo, del color.¡Qué ambigua la escalera
donde los significados brotan como óvalos de luz!
Yo te entiendo cuando hablas y te entiendo más
cuando no hablas. Yo me creo las verdades que
encienden tus mejillas, tras la locura de un
pensamiento que no finge. Yo descubro en el
mensaje de tus párpados la convicción serena
de quien fluye de si hacia los paraísos azules
del mañana. Y es que ya eres otra en el instante
en que mientes, y es que no hay una razón para
las historias sin final, porque siempre en la traición
las sombras eligen el lado impuro, la cicatriz ausente
de la huida.

Una cita de Maria Zambrano

“No se pasa de lo posible a lo real, sino de lo imposible a lo verdadero”

viernes, 15 de enero de 2016

Zombie

Aquí estoy,
sin horario.

¿Es exacta la noche?

Tu costumbre no amanece,
se empantana en los sueños.

Cuando el día es plenitud,
mi corazón regresa a la candidez del niño,
imita los ronquidos de la felicidad,
no sabe que los túneles son oscuros
como un diario infiel.

¿En qué momento vivo?

Yo no lo sé.

Todo es transcurrir hasta aquí o hasta allí,
hasta ese lugar donde ya no exista.

domingo, 10 de enero de 2016

Fragmento de "Rayuela" de Julio Cortázar

"Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí, para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender, coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca, y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos, el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo de aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua".

Gotas de eternidad

Afuera lo gris crece, dentro fluye el rojo
de la consolación.¿Cómo podrá el alma
de la lluvia penetrar en mi sed dolida?
En el espacio de esta habitación no hay
nada gris, el color son los colores del
tiempo, la memoria una pátina sobre
tu cómoda, el búcaro vacío el suspiro
de una flor, los retratos la convicción
de que tu huella permanece junto a los
números de un reloj estéril. Afuera lluvia
y gris inundan el silencio, en el círculo
de mi cama el libro abierto sugiere que
la inmortalidad se desnuda en signos,
que una historia son todas las historias,
que algo en mi es azul e inagotable, tan
inagotable como la corriente leve de un río.

viernes, 8 de enero de 2016

Los jardines perdidos

Hay barcos que ya no me visitan,
olas sin nombre que olvidan el regreso.

La lentitud descubre el eje de las tardes
bajo toldos de invierno.

Mi juventud alumbró las flores del cansancio,
su esfera múltiple, su resplandor en atrios de bienvenida,
su máscara como episodios de lluvia
y abril.

Hoy que admiro la patria inscrita en mi raíz,
observo las latitudes donde la hombría hizo surco
o venero la insensatez de la inútil amistad
o imploro por la nieve que nunca vi
en los ojos oscuros del mediodía.

Sí, las razones sobreviven a la astucia de los años,
su cascabel aún suena alegre entre trópicos,
ríos, aguas que no fluyen, incendios del deseo
y la noche.

En el mercurio de la finitud
los jardines sobrevuelan el miedo
con las alas del perdón y el azul de las horas
que han pasado, sin querer,
sin asomar su vientre
en la conciencia de este adiós
que masculla la insolencia del tronco añejo
como un tótem
en el horizonte gris de lo ido.

miércoles, 6 de enero de 2016

Cita de "El libro del desasosiego" de Fernando Pessoa

"Al final de este día queda lo que quedó de ayer y quedará de mañana: el ansia insaciable e innúmera de ser siempre el mismo y otro".

martes, 5 de enero de 2016

Amor maduro

Así, como las enredaderas que conozco, este hilo
que teje la sombra, la geometría inalcanzable de los
enigmas, el hueco que deja la luz cuando traspasa
el miedo. Te hablo de mi vida, cuando las pisadas
escriben ecos y no hay raíz ni episodios que resuman
lo no escrito. Soy la vértebra que no encontró lugar,
el mar que huye, los palacios que cierran las puertas
al olvido. Pero tu carne llega triste y me emociona su
luz de candil en la madrugada, dulce ser de mis horas.
Y si callo es por no sentir la madurez de tu huella, para
vivir de cara al mañana, sintiéndome yo, o casi o nada.
Todos los arpegios aventuran la noche, mi voz te busca ,
en los jardines perdidos, el relumbre del cristal se esconde
en la infinitud de las copas, mientras el silencio nos enfrenta
a los espejos. Y lo hace para darnos el sol de una sola vez,
como fantasmas que son cómplices del verdor que sufre
en las esquinas de este piso amable que no finge por ti
ni por mi, que nos amplifica como un rastro en la nieve
absurda del tiempo.

domingo, 3 de enero de 2016

El futuro

Es bonito compartir las cosas perdidas.
Una calle, el viento, el mar más oscuro,
las palabras alegres. Es bonito imaginar
que somos otros: tú conmigo, yo sin ti.
Porque el amor tiene un don oculto que
es la generosidad. Cuando te veo las águilas
azules regresan, por un momento somos uno:
tú con otro, yo sin mi. Entonces miro las nubes
del cielo, sus formas, tus formas, tan efímeras.
Y pienso en ti y en el otro, y es como si soñara
el futuro, un futuro en el que no estoy, tú si.

sábado, 2 de enero de 2016

Fin de año

El que espera cree en la risa del agua,
en la casa engalanada,
en el misterio de nacer y renacer
en si.

Luces que han heredado el amor de los vigías,
música que es un ritmo de zambombas y pasión,
cálices que no atisban el vino del ensueño.

La navidad es un soplo de alegría
que revierte en los cristales,
cruza bosques,
se ampara en las estrellas
de un abeto insomne.

Resulta un artificio
la infantil serenidad de los juegos
cuando la oración crece en la siesta de la tarde,
sobrevive a los murmullos del cántico
y se eleva hasta los círculos de la fe
con la gloria de las copas alzadas
hacia el destino
o la luz.

Bebamos, pues, la noche,
que los cuerpos suden la vida,
que bandadas de pájaros rocen la alegría
de saberse futilidad efímera,
claroscuro de estallidos
en el frenesí del alcohol.

Escucha cómo el champán añora los ecos del reloj,
se sabe refugio, soledad y costumbre.

¿Quién, entonces, revivirá el arco de la gratitud
si en un éxtasis las campanadas ya no vuelven,
si un beso inicia un año y da su adiós al otro?

Si del hoy al hoy solo existe un segundo,
yo quiero ser memoria.






viernes, 1 de enero de 2016

Marte, el dios amado



El hijo de la flor quiere ser guerrero, su estratagema
es la sabiduría del titan, su aprendizaje la esgrima del
deseo, la furia recóndita. Cualquiera puede desafiar
a un padre, sentir que la piel blanca de la lascivia se
muestra en los perfiles del mármol, aullar junto a la
palidez con ascuas de infierno. Es un augurio sentir
la fragua dibujar su prisión, porque la herencia del
Olimpo exige secuaces, no príncipes o altivas águilas
que sobrevuelen los desafíos. Un guerrero admite
la virtud de la piedra, es generoso y noble como
el alevín de un dios, quizá no mida su elocuencia
y en sus manos la justicia rompa los cántaros de
la luz, el episodio triste de la sangre. Al final, una
guerra es como cualquier otra guerra, el espíritu
del sueño crece en la gloria del combate hasta ser
imagen de pueblos, iconografía de hombres, la
hermafrodita sed de los conquistadores. Hoy quiero
concebir su pluma de plata, su escudo de bronce
y la sonrisa alada de un presente fértil. Alguien
habló de lobas sin patria. Yo digo que su lucidez
es el estigma del hoy, la flecha que apunta al futuro
con la ponzoña del amor.




Lluis Llach "Viatje a Itaca"