lunes, 8 de agosto de 2016

Lo justo



Dedicado a mi padre que quiso ser juez

En el fondo es una forma de querer al hombre.
La cercanía, la confidencia,
una suerte de amistad universal,
quizá la comprensión de nuestra condición humana
se llevan en el corazón como una bandera.
¿a qué llamamos lo justo?
A las palabras vacías, no,
al texto abstracto, frío, que describe una actitud
sin tener en cuenta los sentimientos, las razones,
a veces ese laberinto sin salidas
que nos obliga a elegir el mal menor,
tampoco.
Lo justo exige ocupar múltiples espacios,
ser uno y todos, vivir a la vez en la herida y en el daño,
usar el lenguaje como un código
que interprete las emociones, la razón,
los impulsos, la meditada fuente del porqué
y sus enigmas, el rencor, la duda,
la mecánica viril del dolor..
Tú sabías que a un hombre se le reconoce
por su lucha y su fidelidad,
el arraigo pone luces en el corazón
convierte la vida de alguien en su destino
(porque cada amanecer ve la tierra seca o fértil,
el cielo sobre él como un designio,
los animales sosegados o bravíos,
o bien el mar infinito que da la vida y la muerte,
las olas golpeando las amuras como el aliento iracundo de un dios..)
le da sentido a cada paso, pensamiento o deseo
que surge, día tras día, como un horizonte inmóvil.
Tú sabías que la probidad solo es tal
cuando ahonda en las razones últimas del ser.
Por eso les comprendías, hablabas con ellos
en la cercanía de los lugares
donde no hay otra nobleza, otra distinción,
que la de los cuerpos próximos,
sin jerarquías, sin otra verdad
que la de quienes se abren a la noche
y se confiesan como dos niños que sienten miedo del mañana.
¿qué es lo justo?Ni tú ni nadie podría decirlo,
porque el bien y el mal son dos columnas ciegas
que te obligaste a sostener con la fe y la conciencia
de un náufrago.
Gracias por haber existido como ejemplo
de esa lucidez imposible
a la que aún llamamos justicia.

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