lunes, 31 de diciembre de 2012

El Café-Concert


Está la imagen del hierro descolorida y firme.

Su puntualidad de veleta llama a la noche y ejerce
como periscopio de los invencibles sueños.

Un adorno de piedra, dos escalones sin virtud,
la atmósfera como un maquillaje que nos enseña
las inútiles trampas del verbo.

En mi copa tu luz, en mis rodillas la quieta sombra
de la ausencia. Hablar con los collares dibujados,
sentir el furor de la música en las persianas del vientre,
en la enredadera del sentimiento, en los ojos tristes
del vencido.

Llora el reloj sus hélices nocturnas, mientras el dedo
de la nostalgia prorrumpe sobre el caracol de la conciencia
y desnuda sus alas de mercurio.

Amarillean los ecos del cantautor, sobrevive la samba
en un saxo infeliz, la ola del futuro va y viene
entre mis teclas y tu voz.

Por desgracia cada vez hay más pobreza

En el extrarradio, las luces no existen, todo
es sombra y letanía.

Caminan los perros entre montañas de basura,
en las chabolas las madres crían a sus niños morenos
con nanas de insomnio.

Junto al coche desportillado, donde aún tiembla
la hojalata oxidada, un hombre fuma. Su tronco
se encorva como un árbol herido.

Quisiera alejarme de este sueño, volver a la infancia,
hablar tal vez de paraísos.

Pero estoy aquí
y sufro.

sábado, 29 de diciembre de 2012

1 de Noviembre

El cielo ha columpiado tu raíz. Estallan
los árboles en juegos de mansedumbre,
con ramas como grises panteras,
con laberintos sin sol, con la piel
que se vierte en flor y no avisa.

Hoy el desfile es un sueño de abrigos,
las palabras no dejan huella porque su cicatriz
ama el arcoíris del lamento y no existe canción
que desnude la verdad de las horas
con su latido de estertor.

Llueve en las escamas de noviembre,
los arpegios visitan la firma del yugo,
la posteridad que arrodilla el recuerdo
con la monstruosa sed de la inercia.

Entre la marea, los flujos de la bondad,
sus historias de narciso que miden las fechas
como el alguacil los tesoros del tiempo.

Regresaré al orgullo de la pasión con los
alfiles encendidos de la inmortalidad,
mientras viva el eco azul de tu ser
será mi razón la memoria dulce del frio.


jueves, 27 de diciembre de 2012

Volverás

A la hora de la hora de qué primavera amaneció.
Los lugares comunes han dejado de serlo, la rutina
que parpadea en los labios, la esperanza de los otros,
el miedo que guardo en mis bolsillos me acompañan
en esta noche azul. Por una vez soy consciente de mi
soledad como un niño que observa a su alrededor
y no ve más que un mar plano, inerme. Pero las luces
se niegan a obedecer y las palabras visten un traje
de solidaridad y dulzor. Salimos como eternos
náufragos hacia el confín de la luna. Nos sigues,
esbelta, cómplice, perdida en tus sueños de lujuria.
Te miro sin poder verte hasta que enciendes tus alas
y me cubre tu sombra. Sé que volverás como vuelve
el amanecer a su aliento porque hay sed en tu corazón
y en tus pechos ternura. Porque lo mismo que yo
te desconoces y aún esperas que sea tu cuerpo
la verdad o el fin, el éxtasis o la nada.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

viernes, 21 de diciembre de 2012

El exilio


Es un lugar donde no llueve.

Hay pasajeros sin navío, hombres abstractos,
relojes impuntuales como la verdad gris.

¿Dime el número, el jardín, la sombra
que abre los ascensores, quizá el secreto
de los lunes que azulean?

Has escondido la singladura en un patinaje o en la metáfora
del niño que golpea la puerta invisible.

Yo miro los colores, la ausencia de los tejados,
la derrota de los espejos en mi rutina de cíclope.

No pienso en el viaje- sólo hay un viaje en las venas
de la ciudad que me llama, que me elige con razones desnudas,
con ojos de bienaventuranza -.

Moriré bajo las lunas inhóspitas, mis horarios sacrifican
la piel, cabalgan en la atadura de los días anfibios.

Seis meses que roban la luz a las insignias olvidadas,
al llanto de los profetas sin nombre.





jueves, 20 de diciembre de 2012

Un poema de Juan Luis Panero

PALABRAS Y PRESAGIOS

Volver a unos versos de Cavafis, de Eliot,
como quien regresa a una casa que hace años fue nuestra.
Repetir las sílabas, iluminar los símbolos
como cerradas habitaciones, ventanas polvorientas
que ocultan un jardín perdido, árboles de la muerte.
Melancolía del regreso y miedo del vacío,
crujidos de madera, aletazos de sombras
y, de pronto, en un cuarto, perdida
como una vieja copa o un espejo empañado,
encontrar la clave de tu vida.
Palabras que te avisaron: «Un monótono día
sigue a otro igualmente monótono»,
o te advirtieron: «Nacer, copular, morir.
Eso es todo, eso es todo, eso es todo, eso es todo».
Palabras que la vejez y la noche me regalan,
presagios que no entendí, anunciadas derrotas.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Tan cerca de ti, pero tan lejos

En los girasoles del idioma el río calla.

Has sido herrumbre y sal, casi el maquillaje
de una pantera roja. Nos pueden los dragones
y el misterio barato de los eclipses.Tú buscas
el orden, la simetría del jardín o los ombligos
inútiles del destino.

Me resultaba fácil sentir la virtud en el frío de una estatua,
el párpado multicolor, la ceremonia de las mareas
cuando una letra es un sol ambiguo en tu atmósfera
de nieve.

Demasiados versos por construir, demasiada la luz
cuando las hormigas arrojan su desnuda semilla de maldad.

¿No reconoces el murmullo de los parques bajo una acuarela gris
o quizá el paraíso de los cisnes no halló al fin tu viento de luna?

Ya no regreso a lo que el hoy me oculta, tus alientos sin cáliz,
los cristales de un rojo infantil como lápices del horror.

Hubo mordaza sobre un puente de granito y mensajes
de metal en orgullosos cuadros innombrables- pero
también el hospicio o el hogar con serpentinas
en los puestos de un mercado ojeroso-.

Late el río como un dormido caparazón, en su enhiesta cruz
las golondrinas ejercen su soliloquio de almíbar.

Tú volverás al fragor de la fe, dentro de ti las amapolas
de un noviembre cernido de púas, algo así como el porvenir
naranja de un niño muerto entre tu ceniza y tu círculo.

Llagas de un frenético y dulce hospital. Las mil caricias
del picaflor cuando blande sus orificios de diadema.

Tan cerca de ti, pero tan lejos.


miércoles, 12 de diciembre de 2012

Medusa recrimina a Perseo


Yo soy la extraña, la sacerdotisa del miedo.
El gran dios viste un traje de agua, su majestuoso
falo encuentra la clámide, mi mal o mi estigma.
¿Qué miserable efigie ordena mi redención?
Volver a la cruz del destino con los ojos
de la infancia y los cabellos de la locura.
Sentir el unísono grito de las olas en mi vientre
de marfil, aullar en mi cueva por un sol
sin misterio, una luz de sensatez en mi noche.
Y al fin el héroe, suspendido y virginal
rostro que dibuja las ramas insólitas
del orgullo en preciados metales, en
silabas de espejos, en el malsano filo
de la gloria.


jueves, 6 de diciembre de 2012

La duda


La vida crecerá como un paisaje infinito.

Engendraremos la noche con las penúltimas
olas de un mar roto sin saber qué de lo nuestro
fue verdad o ilusión.

Quizá sea difícil descubrir el deseo en los taxis del invierno,
quizá la soledad nos lleve a playas sin nombre
o a ciudades bañadas de luz y mentira.

Quizá tú aún recuerdes lo mismo que yo.

Quizá no.




domingo, 2 de diciembre de 2012

La ciudad no se parece a ti

Esas gotas, esas gotas no son la edad. Llueve
en la memoria de los infinitivos, llueve en el círculo
que atrapa el adoquín como un aro de murciélagos,
llueve apenas en la pregunta que jamás he leído.
Tan extraña a tu ayer, tan solaz o mercurio. Mi vida
son pasos junto al eclipse de tu parque. En su diapasón
los ejes rememoran la curiosa virtud del aire cuando
acampa en mi óxido y no reverbera ni miente. Hay calles
de un marfil exhausto y letreros innombrables, también
la solitaria efigie de las tabernas con el hierro vespertino
como anuncio de fe en una cálida pupila. Pero las alfombras
no mienten, su verdad llama a los menús del invierno
como gorriones invisibles o cánticos que han formado
nube en la curiosidad de abril. Mira las agujas de un sol
perdido, las latitudes de un enjambre de profetas
o quizá el humo de los caballos cuando su raíz de agua
se hastía. Es la ciudad en la que vives y no se parece a ti,
sus músculos te traicionan, sus escaleras no abrigan luz.
La luna ya no acaricia el rombo exacto de tu pelo. ¿Y si
jugáramos a ser tren o saeta que en su adiós bendice el óbito
que eligió nuestros nombres? Tu color no era el color, ni tus
mallas la lascivia sin ejemplo, mis labios se sonrojaron
como un crepúsculo en la solitaria herencia de los canesús.
Créeme, los incendios sobreviven en la tejas que tu vista
va adoptando, suburbio tras suburbio, metal tras metal,
pliegues del tiempo que caen como racimos en tu rostro.
Los minutos se rompen, se desangran en el frio, nos puede
el portal invariable del licor, los botines que se ausentan
del granito, la copa rubia o triste de la finitud. Hablar como si
dios huyera del enigma, sentir la llama de un verbo que azulea
en mi noche como si aún fueras hogar o renuncia






sábado, 1 de diciembre de 2012

Ni siquiera recuerdo su nombre

El auto era tan pueril como mi memoria.

Dejar el océano por la piedra, el viento
por la húmeda sonrisa de la nube.

Ser otro siendo el mismo, bajo esta piel
que no tiene edad.

Y luego, las carcajadas y el escarnio,
en bocas de añil, y ese revoloteo
de pájaros silenciosos sobre el futuro
inconcebible.

La vida tiende sus ojos como una flor maltratada
y en ellos reconoces una cruz caída y un sol nuevo.

Juegan los niños en el patio, ajenos a su sombra,
devotos de su ayer.

En las habitaciones, los libros abiertos esperando el azar.

Primeros años de estudio en la Facultad rota,
silabas que se apoderan de los labios y no
amanecen nunca.

Yo seguí sus pasos hasta donde la razón no llega,
yo la concebí día a día en el fragor de los cines
o en caducas bibliotecas donde amar era lo más parecido
a la mentira.

Después,una pregunta tras otra y aquel ausentarse
de trenes hacia la luz o hacia el olvido.

Ni siquiera recuerdo su nombre.






miércoles, 28 de noviembre de 2012

La vida intenta compensarnos

La ciudad, al fin, calla. Llega el mensaje con la voz
roja de la incredulidad. Guardo el libro que me hacia
imaginar teoremas sobre el sexo, guardo también
mi nube sin rostro entre las sábanas del hotel.
¿Por qué esta ceremonia si sólo se trata de la muerte
que golpea una vez más en la tibia luz? Es trágico,
lo sé, ese dolor de piedra que se convierte en vegetal,
planta omnívora sin resplandor, opaca como
un sol frío que avanza igual que un diluvio
de locura. ¿Qué sentido tiene entonces el triunfo
del amor? Yo no busqué el desnudo de la carne
pero allí estaba su entrega. Hoy, desde la
perspectiva del tiempo, me cuesta entender
la razón de aquel extraño equilibrio cuyos
mimbres fueron la blanca luz y la oscuridad.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Conversación con el hombre que fui


¿Has sido fresno, álamo, caoba? Hablas con la infantil
astucia de un mendigo. Él te arropo con número y sal
y fue su corazón un circulo de jazmines sobre tu piel
o tu refugio. La paz es una jerarquía y la ilusión devuelve
su ejército cuando el hombre muestra un verdor en sus
venas ciegas. No existe la mentira sin un eco ni hay rodillas
que dibujen el ejemplo de un sol que divierte. ¿Es quizá
la vida un pasillo sin hojas donde el diluvio marca su signo
de madréporas y azúcar? Los pasos de un lince y la sinrazón
del músculo. Danza tu osario sobre ratones de azul, y
aún no sabes quien elige la singladura del miedo. Son
arpegios las razones del monstruo(como el calor infinito
de los versos cuando esconde su ayer y se aleja el misterio).
Un dibujo de pantanos, un insecto de ojos neutros,
un pálpito verde o una frase que hiela la zanahoria
de los eclipses como un manto inhóspito. Ah! si
conocieras la sangre inventada, el orificio de los
cometas que destruyen tu destino enfermo como árbol
de oro en la longitud de los imanes. Nada le debes
a la luz, copulan los meteoros en esa esbelta raíz
que te miente. Serás el orgullo de las horas sin lunes,
nunca el dormido ejemplo de los hospitales. Tu corazón
es un gnomo con cien cenotafios encendidos. Vuelve a ti,
a la seca semilla de un oasis donde la pregunta no sea
el alud ni los lobos alimenten la rutina del fruto.
No hay dios en las orillas múltiples de un espejo.
Sólo el ardid, su noche o su corona blanca.


martes, 20 de noviembre de 2012

Dicen que el amor nace del misterio

Es tu cara un árbol sin nombre.

Y tu cuerpo mil doctrinas que se opacan.

Hay en el sabor limpio de los cristales
un eco de oxímoron y crepúsculo.

Mira los silencios de la ciudad, la lluvia sin memoria,
los oídos tristes de la campana.

Hay un tren en tu sonrisa, y un libro sin regreso,
y también dos escalones vencidos cuyo candil
ambicionas.

Háblame como si fueras el muñeco de tu tempestad,
aúllame porque el sonido escapa entre cables azules
y un sordo rumor nos atisba.

Hoy has elegido el caballo gris. He visto los horarios
que fingen ser raíles y tu sombra que danza sobre
la luz.

¿Quién adivinará los círculos del agua?. ¿Quién espantará
el dolor de las estrellas con su púlpito de fragua
y su suvenir amargo?

Me basta la amenaza de tu ser, los quilómetros que inventa tu latido.

Me basta el devenir de las ciudades, los juegos en el parque,
la paradojas de un film insólito.

Siempre serás la victoria fría de un eje sobre otro,
el inútil gesto del invierno, la locura del enigma.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Noches de vino y rosas

Para un cuerpo joven no existe el pasado.

Entre la lluvia, con los abrigos que un día
pesaron sobre otros hombros, con el sabor
de una mirada que no se siente vieja.

Así la ilusión se vuelve niña y un cándido gesto
de manos abiertas abraza el vacío como un don
oscuro.

El equívoco llega con la palabra, cuando el bar
huele a música y las tazas sobre el velador
aparcan su sombra como si fueran sueños
dormidos.

El regreso, entonces, es un hermoso canto de soledad,
mientras las piedras nocturnas agudizan su oído
de brujas en guardia.

Soy estatua, sí, porque mido el latir del frío
y retoco los espejos(ya no miran sino que son mirados)
a la espera de que un antiguo film me transporte a otro lugar
sin memoria.

Resulta fácil, comprender la carta de los menús blancos
y dialogar con los labios enfebrecidos, y sentir un eco
de luna en los párpados de la ciudad.

Se filtra el agua como una gota que en su eternidad
no midiera su dolor infame.

Quedan años por vivir, años que desconozco, toboganes
sombríos y verbenas de luz, playas que van creciendo,
cielos por conquistar.

Vida al fin camino de la muerte, de otra muerte que ya no soñaré.







jueves, 15 de noviembre de 2012

El Palacio Real


Te abrazarán los olivos con su geometría intacta.
Un camino y otro, la paz que devuelve al pájaro
su pronombre. Mira su osamenta, es blanca y roja
como un devenir infinito. Adentro se confunden
las líneas del mármol con el mosaico y la ternura
de la desgastada historia. Hay salas como cromos
de un alfabeto, cortinajes sin ídolo, estratagemas
en las paredes con fantasmas de nieve o rostros
sin espejo. Te veo insólita, entre orgullosas cámaras
y sedas y caobas o silencio. Mueren los acentos
en el rumor de las pinturas y sueña el eclipse de los
siglos una luz de pantera entre telares y mercurio.
¿Se desnuda aquí el color, entre bruñidas flores o acaso
una mirada escoge el ventanal de las ultimas fuentes,
el venero exacto de la alegría?. Un tránsito de caballos
o un eco de navíos sin mar. Aquí el príncipe llora su
narciso y en el azul de los campanarios una risa de agosto
brilla como una falúa inmóvil. Volverá la lluvia de los
pasos a ser frenesí de los días mientras el relámpago
inunda las salas de calor y orgullo. ¿Puede quizá
el mito encender la luz de los potros como un amanecer
de memoria y liendres?. Ah! solar de mis ojos que aman
la diamantina sed de la corona y sus arpegios. Llegará
tu cicatriz sin caléndulas hasta el párpado de abril,
latido infinito del azar que galopa y galopa.


viernes, 9 de noviembre de 2012

Una disquisición

A veces pienso que camino sobre un hilo, un finísimo hilo que me da confianza y me lleva al lado oscuro de mi mismo.¿Será un bucle el porvenir? ¿Quién vivió mi muerte para que yo viva su vida?. Con los años uno tiende a ponerse filosófico. Y eso no es malo, a la filosofía deberíamos regresar igual que un niño regresa a su llanto. Me pregunto, ¿quién puede entender la felicidad sin haber conocido antes las penurias del dolor?

Vagabundo

Los recuerdos de septiembre ya no llaman a la luz.

Sólo el paisaje de los altos edificios responde
a su sombra, inmensa y azul.

El futuro se acostumbra a dormir en mis bolsillos
errantes y yo no puedo entender la deriva de este tiempo
que me sigue como un perro sin fe.

Una mujer camina frente a mí, sus rodillas juntas,
las piernas alegres de un sexo que ama la esperanza,
los pechos erguidos que apuntan hacia el amor
o hacia la muerte.

Quisiera sentir el dolor de la ausencia, pero mi piel
es esquiva y mis sentidos no hayan otra respuesta
que no sea el silencio.

Vagabundo de mis días que van y vienen como en un sueño.

Me faltas tú
que aún no existes.

martes, 6 de noviembre de 2012

¿Quién me salvará?


Llueve en la cruz, en el hemisferio blanco
de mi huida. La piedra transita su óvalo
y un resplandor elige la entrada del adiós.

¿En qué época el símil o la alondra que ambiciona
pajaritas en el cenit de una genuflexión?

No hablarás, no dirás la historia que crece,
en tu simpatía no cabe la doctrina de la oruga,
su color de lasitud o el icono de las noches
con las preguntas del sueño y los ojos oscuros
de un epitafio.

La luna llena, las aventuras escritas en los carteles,
el tiempo que deletrea su pálpito, nada ni nadie camina
entre el viento y la virtud, mil ojos en los párpados
de una columna, los laberintos con vasos de cristal
teñidos de abril, la metamorfosis de las palabras
que no admiten la llave azul del hastío.

Tú volverás a los pasos desnudos porque las amazonas
del ocaso buscan cocteles ingrávidos, el verbo
tenebroso en la dulzura de la noche, las águilas
ya muertas en el abecedario del dolor.

Mi cicatriz roza el ámbar, mis espejos ansían la maldad
del árbol cuando cae la duda junto al humus y la tiniebla,
entre largos aullidos de silencio.

Aquí espero lo que ha sido y no será, la caricia
del fulgor inexacto, el relámpago móvil que aconteció
como una nube, la rauda canción que aprisiona
en un circulo su ambigua verdad.

Todos los rompeolas han llorado, tu azúcar bate
sus inviernos en un café y se arremolina en un latido
de caracol.

Lento el elixir de los días que envenena la ilusión
de la caricia y el ardor.




jueves, 1 de noviembre de 2012

Jorge Cafrune

En estos tiempos que corren no está de más recordar canciones como ésta...

Septiembre(un poema de Luis Muñoz)

En el pálido azul que acogen las terrazas,
los labios desprovistos que saben regresar
y el vuelo de las últimas gaviotas.

Voces que el mar congrega,
que vienen con las olas y son la lejanía.
Playas tendidas como alas de nieve
al pie de los bañistas
y autobuses velados con tenues pasajeros
que persiguen la falta de costumbre.

También entonces
rubias muchachas sumergidas
en el agua templada de las historias breves
y la pasión del horizonte, el hilo de ciudades
que definen los barcos que se alejan.

No es más real, septiembre, que un recuerdo,
pero nombres que dimos por perdidos
recobran claridad, el aire que atraían
y el sueño en que resisten los veranos.

domingo, 28 de octubre de 2012

El último día juntos

En mi esternón late un nido blanco. El fulgor
de un semáforo deja su muesca de ámbar diminuto.
Ese laberinto es un hueco negro, la llave amarga
del delirio. Pero la juventud puede con tu sombra
y elige un cementerio de piedra como paraíso o duda.
Quedan las aulas del invierno con la canción herida,
mientras la palabra arroja su tempestad en cafés
oscuros, en hojalata ciega, en dudosos calendarios
sin luz. Pesan las homilías de sal, el suvenir
ambiguo que nos divierte, la estratagema
del rechazo, los alambres de la finitud.
El ombligo triste de la denuncia.


miércoles, 24 de octubre de 2012

A mí mismo

¿Dónde quedó la campana que ya no suena?
El albañil elige su rombo y es argonauta
de mil paraísos. Tú enciendes tu hambre
con el sol perdido en el ayer ¿Por qué
caminas de nuevo entre el lupanar
y el olvido?


martes, 16 de octubre de 2012

Aún tengo sed de ti

El viaje es ambiguo como un sol de provincias.
Una calle sin nombre, los laberintos de la piedra
y esa boca que nos recuerda el calor del tiempo.
Subo las escaleras que me impulsan, quebradas,
múltiples con su perdón de branquias. Mi luz
se embriaga de iconos y mira el resplandor
de las ventanas, el azul inconmovible de los días.
Tiembla en mi cuerpo tu ovario impreciso. De
náyade o sombra, de candil o refugio. Mi sed
que supura su frío de águilas.

lunes, 8 de octubre de 2012

La salvación

Un día claro como la claridad de un sueño.

En el baile de las estaciones la juventud busca
el efímero paso del color, la lluvia innecesaria
o la conversación sin verbos de una ausencia.

El misterio es gris, las puertas de los bares persisten
completamente abiertas, tras los visillos las hembras
no ansían un latido.

Hay en mi, alfiles de ardor, pensamientos que viajan
en las letras sencillas de un relato, fines de semana
de piel injusta que se vacían en los torrentes del aire.

¿Y tú, que ya no exhibes los ojos de la mentira,
que te has vuelto corazón o atmósfera o quietud?

Pero el silencio vaticina juegos innombrables
cuya memoria es ágil, indolora, perfecta.

En el futuro las playas no existirán y un infantil
camino de rododendros dará sombra al pudor
que abandona tus mejillas.

Hoy duermo la duda y amamanto la conciencia
del inconsciente con agujas que clavo en mis collares
negros.

Vendrá el soliloquio del dolor, su forma sin mensaje,
sus aludes en un film desconocido, su máscara que desnuda
a la palabra hostil.

Y después la sinfonía de los coros como un ayer de espinas.

Sin nombre el tiempo de la culpa, sin verdad la sinrazón
de una carne hollada.

Si miras de frente a los ojos del sátiro, si tocas su infinitud
-que es un metal oscuro, habitado por ese monstruo llamado
desprecio-con manos de ángel, si caminas calle abajo como
si el abismo fuera hielo o fuera la longitud del frio un sucio
alambre o la incomprensión una simple huella que robara
al temor su lapidaria sentencia.

Si en fin, ya no tuvieras detrás el ladrido
de esa innumerable prole a la que designamos miseria,
tal vez, solo tal vez, la salvación desclavaría su amargo
eje, sus pómulos de platino y una brisa de mar, un aroma
de flor nueva, un rayo de sol primero, un labio de mujer,
se posarían en tu piel como una bienvenida.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Es mi culpa

A veces te imagino una rosa entre rosales,
el fruto de algún episodio bíblico. Otras veces
recito tu nombre en las madrugadas de invierno
para sentir tu paso de fiera o tu ardor. Bien sé
como el dolor crea su nube, como las antenas
del formulismo tejen su jardín en tu derrota
de pájaro. Te vi en hospitales, en pasillos oscuros,
en la memoria de un sofá que no podía con tu cuerpo
frío. La llamada de un teléfono crepita en los suburbios
de mi automóvil, mientras los epicentros te buscan
en la inmediatez del ocaso. Perdona por no haber
sido fiel a tu voz, a tus ojos de melancolía, a tus cristales
negros. Huele a mar este silencio de esferas que ya no giran.


miércoles, 26 de septiembre de 2012

Un poema de Ana Rossetti

DIOTIMA, A SU MUY APLICADO DISCÍPULO

"El placer es el mejor de los cumplidos."
Coco Chanel

El más encantador instante de la tarde
tras el anaranjado visillo primorosa.
Y en la mesita el té
y un ramillete, desmayadas rosas,
y en la otomana de rayada seda,
extendida la falda, asomando mi pie
provocativo, aguardo a que tú avecines
a mi cuello, descendiendo la mirada
por el oscuro embudo de mi escote,
ahuecado a propósito. Sonrójome
y tus dedos inician meditadas cautelas
por mi falda; demoran en los profundos túneles
del plisado y recorren las rizadas estrellas
del guipur. Apresúrate, ven, recibe estos pétalos
de rosas, pétalos como muslos
de impolutas vestales, velados. Que mi boca
rebose en sus sedosos trozos, tersos y densos
cual labios asomados a mis dientes
exigiendo el mordisco. Amordázate,
el jadeo de tu alto puñal, y sea tu beso
heraldo de las flores. Apresúrate,
desanuda las cintas, comprueba la pendiente
durísima del prieto seno, míralo, tócalo
y en sus tiesos pináculos derrama tu saliva
mientras siento, en mis piernas, tu amenaza.

sábado, 22 de septiembre de 2012

A veces me puede el desaliento

Queda atrás la gran mentira del pánico. Otra época
de mayordomos sin alma y habitaciones oscuras.
Otros símbolos de agua donde la palabra ya no es
un don ni un arpegio. Mudan los días su corona intacta,
el frio llega con columnas azules y un mar gris cubre
las paredes abiertas al tiempo. Diecisiete años
en un clamor de fingidas imágenes, espacios donde
llueven los trenes y las películas se fijan en las pupilas
rotas. Hablar con la voz de la espera, sentir en la página
de un libro el temblor de la ilusión, volver a las noches
de jauría como vuelve el niño a su corazón negro.
¡Y tú que sólo eres la fugacidad del aire, aquella mano
que se agita como un pañuelo en la levedad del día!
Antes de haber estado ya te habías ido, con tus botas de plomo
y el rubio mensaje en tus incendios. Aquí no hay amanecer,
aquí vive la sombra en la piedra como en un altar blanco
y muere el orgullo de la espiga entre el gemido de los labios
o la duda intransitiva de los cabellos. No sé el nombre
de mis banderas y cuando miro al futuro un espeso verdor
me cubre de angustia. La juventud es un largo camino
hacia la semilla invisible, hacia la luz de las tinieblas.
¿Quién espera en la trémula canción de la despedida? Allí
estará la locura inmaterial o las espaldas que se comban
como arcos ciegos. Y el dolor, siempre el dolor mascullando
su eco, vestido con las formas ambiguas de una faz extraña,
unas veces fulgor, otras lánguida ascua del frenesí.




jueves, 13 de septiembre de 2012

Tú, yo y un café

Busqué un piso naranja donde habitar mis sueños.

Afuera llovía sobre tejados permanentemente ocres,
adentro las horas caían de su extraño pedestal
como invisibles briznas de arena.

Salir al eco de automóviles sin nombre,
escuchar la palabra ayer en la boca de un amigo,
conversar con el silencio en los labios para que nadie
nos juzgue.

Desde mi ventana dibujo tus jeans de cálidos ejes,
sales a la quimera con los cabellos enredados
en un melancólico abril, como si ya hubieras vivido
en la memoria de un pájaro sin voz.

Es fácil seguirte a los trenes vacíos, leyendo
sobre muerte y esperanza o con la mirada perdida
en el frío.

A mí me sobran las dudas de la infancia
para comprender cuando late tu sexo,
en qué descuidado precipicio juega la carne su partida.

Has mordido en el café desnudo porque tu palabra
me llega con aroma de cáliz negro, de prisión azul.





martes, 11 de septiembre de 2012

La memoria de cada cuál guarda imágenes, palabras, momentos que nos han marcado. Y también canciones. Una de las mias es esta...

sábado, 25 de agosto de 2012

La regata



Duermen los barcos su oceánica locura.
¿Dónde se quebró el pulido metal, en qué bandera
el idioma florece? Los visitantes atrapan con sus cámaras
la quietud del mediodía-pero no es la quietud lo que brilla
en las ruedas del timón, en las velas dormidas, en el corazón
bravío del eterno viajero sino el tiempo azul de las islas
o la temblorosa piel del mar-. Hay una ilusión y una
pregunta en cada labio. Mañana partirán como soñadores
atlantes hacia los paraísos donde la luz no tiene memoria.
Lejos del hastío y la edad de los cometas. Sin rumbo ni mástil,
sin olvido ni herencia. Libres.

viernes, 24 de agosto de 2012

Mi vejez

Esas gotas que caen sin querer.

Mi cuerpo que son dos ojos, dos extremidades
que tocan y palpan el destino.

Un libro abierto como una oración o una pregunta
que ya dejó de ser niña.

Las horas del café junto
al cristal que nos refleja.

El pasado con su trampa de garfios. Las noches de frío
a la busca de bares sin luz, para acodarse como
un viejo león que sufre.

Mi pensamiento que imagina islas, paraísos
donde el mar me arropa con su piel suave y liquida.

Este reloj que descompone fracciones
como un ilusionista del vacío.

Noto mi corazón latir.

Igual que un perro te miro y callo.





lunes, 13 de agosto de 2012

¿Qué fue de Franco Battiato?

Yo creo que con este hombre no habia término medio, o se le quería o se le odiaba. Este video de una de sus canciones más conocidas "Centro de gravitá permanente" es cuando menos curioso...

domingo, 5 de agosto de 2012

Un día en Burdeos


Cambiar de país en la fisura del olvido.

El mundo es plano como la piel que nos vigila.

Provocas el idioma y un calendario de nubes
va y viene en tu astucia.

La ciudad llora, el calor nos divierte
como si la luz fuera el vestido de un fuego
o una efigie sin el cántico de las palomas.

Te ha poblado el cementerio gris de los automóviles,
tu cansancio derrota la magia de un verano inhóspito.

El verbo se vuelve azul y en los platos
de un bucólico restaurante, tu sólida niñez
vaga entre manteles, desnuda como el ayer,
perdida como el futuro.

Me dices que para ti
las olas profundas no navegan los sueños,
no entienden su luz.

lunes, 30 de julio de 2012

El eterno viaje


Aún no amanece en la pregunta. Subraya el automóvil
las  paradojas de lo que viene y no regresa. Está limpio
el cielo, los pájaros sonríen, las casas proscritas sudan
su oración de mediodía. Avanzo como un ciempiés
que amó la luna o un oscuro ejército de flores sin
vientre o anillos sin porvenir. ¿Es la sed del águila
el oscuro presagio de las horas? Se suceden llanuras
infinitas, laberintos de plantas ciegas, abandonados
olimpos de adobe y suburbio. Tú sientes la huella del mar,
las montañas rotas con su cadáver de láminas, los
viaductos que mueren en su aliento, las golondrinas 
que ya no buscan tu señal. Mira el curioso ritmo
que nos aleja, hay un fósil que roza la memoria del reloj
y nos envuelve como un soplo de mistral o un corazón
que no ha entendido su cántico. El viaje divide las almas
de un sempiterno eclipse. Mi primavera se arroja
a las playas dormidas como si un equinoccio nos
devolviera la sabia metamorfosis de la luz. ¿Cuál
es el destino?¿Cuál el misterio que nos elige?
Sólo hay un color en la cicatriz del silencio, sólo
el espectáculo de los días viajeros en los oídos
infames del hastío. Puebla el mar la cansada locura
de mis años, envejezco en la flor o en el arriate
que ignora los dedos múltiples de un hierro gastado,
caminos que ejercen su transitorio devenir de círculos
sin luz.

miércoles, 18 de julio de 2012

Esta ciudad me recuerda lo que no soy



El mar ya no está aquí, en tu palabra. Ves los ojos
cansados de la isla como insectos de un invierno
azul. Otro país que es tu país, las flores del frío
llevan extraños signos en sus lomos de titanio
mientras la oruga acomoda su acordeón a un viejo
vals de insomnios. Pero no acudas al murmullo dorado
de la piel, sólo un idioma viste las tardes con sus calaveras
de aventura y los conocidos andrajos de un monosílabo.
Allí, cualquier eclipse es inmortal y una lluvia
de mosaicos teje músicas, diamantes invertidos,
caracolas de mar. Nuestro hotel ha roto su lengua
-su ladrillo amargo nos dibuja con pantomimas
y escarcha o espejos de canción y muerte-. Es la luz
un incandescente sonido, mientras tú y yo hemos trazado
el mapa que va del jardín a las auroras renegridas,
del eterno cansancio de los pilares abiertos a la comunión
viajera de las plazas, con su memoria de pájaros sin rubor.
¿Quién puede encender la tranquila antorcha de los días
que no sea un árbol maduro o una golondrina fugaz?
Esta ciudad me recuerda, al fin, lo que no soy, lo que
nunca seré.



domingo, 1 de julio de 2012

HOMENAXE A UN XUIZ(poema en gallego dedicado a mi padre)





HOMENAXE A UN XUIZ(poema en gallego dedicado a mi padre)

A fin de contas ninguén sabe cómo se vai a anunciar o destino.
Despois do inverno dos anos, unha chamada revive
o rescoldo e acende a lembranza. Trátase de vanagloria,
de sentir o orgullo dunha profesión que é como unha vella
e infranqueable torre. Somos a familia, o que queda en raíz
do que foi ideal. Temos a obrigación de salvagardar
a memoria dun pai, por iso cumprimos co rito
da palabra e a presenza do corpo no clamor servil.
Primeiro o máis antigo, a perdida xenealoxía do estrano
xerme(un pobo entre montañas, san como río forte,
fiel ás súas raíces e á súa idade), despois a xoia que ilustra
a sapiencia dun home visionario en forma de insigne
admiración, de latexado que converte a sede de xustiza
en armazón vivo dun pobo. É grato que enxalcen
a verdade, é honrado que se reivindique a lucidez
e o trato humilde por encima do tronío que falsea a vida.
A lei xorde dun propósito, a lei se unta as mans
co costume secular que transita de pensamento
en pensamento, de suor en suor, de amor á terra,
ao mar, ao mundo. A lei vive porque pervive a súa luz
no costume máis antigo, como o lodo que dá forza
á vimbia do existir, que nos devolve o sentido da xustiza
en verbas de lexítima de sensatez, e así é entendida e faise
entendible entre os seres humildes. Que eles a comprendan
para que a xustiza teña ao fin a dignidade que merece e cumpra
con rectitud a súa función e o seu fatal e inapelable designio.



 
HOMENAJE A UN JUEZ(dedicado a mi padre)

A fin de cuentas nadie sabe cómo se va a anunciar el destino.
Después del invierno de los años, una llamada revive
el rescoldo y enciende el recuerdo. Se trata de la vanagloria,
de sentir el orgullo de una profesión que es como una vieja
e infranqueable torre. Somos la familia, lo que queda en raíz
de lo que fue ideal. Tenemos la obligación de salvaguardar
la memoria de un padre, por eso cumplimos con el rito
de la palabra y la presencia del cuerpo en el clamor servil.
Primero lo más antiguo, la perdida genealogía del extraño
germen(un pueblo entre montañas, sano como río fuerte,
fiel a sus raíces y a su edad), después la joya que ilustra
la sapiencia de un hombre visionario en forma de insigne
admiración, de latido que convierte la sed de justicia
en armazón vivo de un pueblo. Es grato que ensalcen
la verdad, es honrado que se reivindique la lucidez
y el trato humilde por encima del tronío que falsea la vida.
La ley surge de un propósito, la ley se unta las manos
con la costumbre secular que transita de pensamiento
en pensamiento, de sudor en sudor, de amor a la tierra,
al mar, al mundo. La ley vive porque pervive su luz
en la costumbre más antigua, como el lodo que da fuerza
al mimbre del existir, que nos devuelve el sentido de la justicia
en palabras de legítima sensatez, y así es entendida y se hace
entendible entre los seres humildes. Que ellos la comprendan
para que la justicia tenga al fin la dignidad que merece y cumpla
con rectitud su función y su fatal e inapelable designio.