jueves, 31 de mayo de 2012

La violación de un niño es la violación de toda esperanza




 
 
Aquel cuerpo enflaquecido de huesos cálidos
y mirada roja. El dolor finge ser un pétalo en su cama,
una canción en el cristal. Desconoce su edad, también
el porqué de las mentiras. Un día se abraza a una hembra
infantil cuyos labios nombran el norte. Crece con la ingenuidad
de un tallo, vierte su ilusión en juegos o en palabras, nada espera
sino el camino abierto de la vida. Pero otro día calla la luz
y la verdad negra asoma en los semáforos, en el engaño mísero
de la fatalidad. Y ahí, en ese momento, algo se quiebra en sus vísceras,
la leche joven se vuelve agria, las manos blancas sudan el miedo
de la verdadera vida, la que inútilmente engendra monstruos.
Y después…el silencio y la oscuridad, la culpa con mil rodillas
dobladas, el deseo de extinguirse como humo viejo. ¿Por qué
lleva el ancla de un suceso como pena inmortal, como sudor
que alienta? Ha crecido, hoy ya es un hombre, pero aún teme
su escondida cicatriz y no sabe el motivo de aquel infierno.
Su luz es negar y su razón duerme el letargo de una vigilia
incómoda, transita por la candidez como un ruiseñor alucinado
o un terrible gato hambriento. ¿Qué le esperará más allá  
de su sombra? Peces sin rostro auscultan sus latidos,
no lloverá el incienso en los pómulos rojos. Aprenderá
a humillar la herida, a sentir su calor de serpiente. Porque
la espuma que aún sueña el olvido enmarcará su piel y su
conciencia en horas de cal, tan ciegas como un cementerio,
tan sólidas como el carmesí de los desiertos sin paz.
















martes, 22 de mayo de 2012

Los juegos de la infancia tardía


Un episodio de luz entre la araña y tu nombre.

Hay sinrazón en las órbitas de una fotografía,
en los cuadros, en el sol que ya no se anuncia.

Mi casa como un colibrí exhausto, mis juegos
que añoran la sombra gris de un espejo
o la doctrina de un balón que viaja
de tu áspid al mío.

Pronto llegarán las luces,
pronto la risa, el rebumbio,
el silencio y su tiniebla.

Pronto el ejército de los niños confirmará
la plata. Pronto será un haz  
la memoria revivida.

viernes, 18 de mayo de 2012

La muerte se anuncia


No eres un cuerpo ni su memoria .¿Volverás
a tu blusa transparente de nenúfares rojos?
Luego el temblor de un hospital, el sismo
tan inalcanzable, las huellas robadas al dolor.
¿Quién desnuda la verdad sin mariposas? 
Pero la verdad es sólida como un martillo
y tiene bocas en los pómulos, acentos
que llegan como alfileres azules. Tu
nombre vive en una habitación enferma,
no sabe a músculo porque su raíz conmueve
como la flor herida que no entendió un sueño.
Y de pronto el aljibe que recupera la llama,
la ruindad que agita la nobleza de la virtud
o la honradez que levanta un áspid con dos
manos blancas. Habrá quimeras y habrá llanto,
un sol en el cementerio núbil. Morir como
la noche, sentir el albor de los dioses,
la fecha exacta del silencio.


jueves, 10 de mayo de 2012

Viaje al interior de mi mismo




Todavía buscas la orilla, el numen verde del aliento.
Has doblado tu automóvil en paredes sin retorno
como ramas de un árbol perdido. Este paisaje suda
un ayer, tu nombre es distinto, tus meteoros viajan
como reliquia de un invernadero infantil. Allí está
la madre azul, con su piedra abigarrada y sus canciones
de entretiempo bajo el frío de los robles y la memoria
del jardín, aún difusa. Dentro se maquillan las caras
y los ejemplos del color dibujan la nostalgia del dorado,
el abrazo incólume de un horario rojo. Quien vuelve
al recuerdo no encuentra sino carnavales vacios, letreros
de ida y vuelta, sueños escarlatas como el sudor del olvido.
Temerarias sombras sin lengua, la incansable sed de los enigmas
que rompen un sol o su delirio.



miércoles, 2 de mayo de 2012

Un poema de Leopoldo Maria Panero

LA MALDAD NACE DE LA SUPRESIÓN HIPÓCRITA DEL GOZO

Una cucaracha recorre el jardín húmedo
de mi chambre y circula por entre las botellas vacías:
la miro a los ojos y veo tus dos ojos
azules, madre mía.
Y canta, cantas por las noches parecida a la locura,
                             velas
con tu maldición para que no me caiga dormido,
para que no me olvide
y esté despierto para siempre frente a tus dos ojos,
madre mía.