lunes, 30 de julio de 2012

El eterno viaje


Aún no amanece en la pregunta. Subraya el automóvil
las  paradojas de lo que viene y no regresa. Está limpio
el cielo, los pájaros sonríen, las casas proscritas sudan
su oración de mediodía. Avanzo como un ciempiés
que amó la luna o un oscuro ejército de flores sin
vientre o anillos sin porvenir. ¿Es la sed del águila
el oscuro presagio de las horas? Se suceden llanuras
infinitas, laberintos de plantas ciegas, abandonados
olimpos de adobe y suburbio. Tú sientes la huella del mar,
las montañas rotas con su cadáver de láminas, los
viaductos que mueren en su aliento, las golondrinas 
que ya no buscan tu señal. Mira el curioso ritmo
que nos aleja, hay un fósil que roza la memoria del reloj
y nos envuelve como un soplo de mistral o un corazón
que no ha entendido su cántico. El viaje divide las almas
de un sempiterno eclipse. Mi primavera se arroja
a las playas dormidas como si un equinoccio nos
devolviera la sabia metamorfosis de la luz. ¿Cuál
es el destino?¿Cuál el misterio que nos elige?
Sólo hay un color en la cicatriz del silencio, sólo
el espectáculo de los días viajeros en los oídos
infames del hastío. Puebla el mar la cansada locura
de mis años, envejezco en la flor o en el arriate
que ignora los dedos múltiples de un hierro gastado,
caminos que ejercen su transitorio devenir de círculos
sin luz.

miércoles, 18 de julio de 2012

Esta ciudad me recuerda lo que no soy



El mar ya no está aquí, en tu palabra. Ves los ojos
cansados de la isla como insectos de un invierno
azul. Otro país que es tu país, las flores del frío
llevan extraños signos en sus lomos de titanio
mientras la oruga acomoda su acordeón a un viejo
vals de insomnios. Pero no acudas al murmullo dorado
de la piel, sólo un idioma viste las tardes con sus calaveras
de aventura y los conocidos andrajos de un monosílabo.
Allí, cualquier eclipse es inmortal y una lluvia
de mosaicos teje músicas, diamantes invertidos,
caracolas de mar. Nuestro hotel ha roto su lengua
-su ladrillo amargo nos dibuja con pantomimas
y escarcha o espejos de canción y muerte-. Es la luz
un incandescente sonido, mientras tú y yo hemos trazado
el mapa que va del jardín a las auroras renegridas,
del eterno cansancio de los pilares abiertos a la comunión
viajera de las plazas, con su memoria de pájaros sin rubor.
¿Quién puede encender la tranquila antorcha de los días
que no sea un árbol maduro o una golondrina fugaz?
Esta ciudad me recuerda, al fin, lo que no soy, lo que
nunca seré.



domingo, 1 de julio de 2012

HOMENAXE A UN XUIZ(poema en gallego dedicado a mi padre)





HOMENAXE A UN XUIZ(poema en gallego dedicado a mi padre)

A fin de contas ninguén sabe cómo se vai a anunciar o destino.
Despois do inverno dos anos, unha chamada revive
o rescoldo e acende a lembranza. Trátase de vanagloria,
de sentir o orgullo dunha profesión que é como unha vella
e infranqueable torre. Somos a familia, o que queda en raíz
do que foi ideal. Temos a obrigación de salvagardar
a memoria dun pai, por iso cumprimos co rito
da palabra e a presenza do corpo no clamor servil.
Primeiro o máis antigo, a perdida xenealoxía do estrano
xerme(un pobo entre montañas, san como río forte,
fiel ás súas raíces e á súa idade), despois a xoia que ilustra
a sapiencia dun home visionario en forma de insigne
admiración, de latexado que converte a sede de xustiza
en armazón vivo dun pobo. É grato que enxalcen
a verdade, é honrado que se reivindique a lucidez
e o trato humilde por encima do tronío que falsea a vida.
A lei xorde dun propósito, a lei se unta as mans
co costume secular que transita de pensamento
en pensamento, de suor en suor, de amor á terra,
ao mar, ao mundo. A lei vive porque pervive a súa luz
no costume máis antigo, como o lodo que dá forza
á vimbia do existir, que nos devolve o sentido da xustiza
en verbas de lexítima de sensatez, e así é entendida e faise
entendible entre os seres humildes. Que eles a comprendan
para que a xustiza teña ao fin a dignidade que merece e cumpra
con rectitud a súa función e o seu fatal e inapelable designio.



 
HOMENAJE A UN JUEZ(dedicado a mi padre)

A fin de cuentas nadie sabe cómo se va a anunciar el destino.
Después del invierno de los años, una llamada revive
el rescoldo y enciende el recuerdo. Se trata de la vanagloria,
de sentir el orgullo de una profesión que es como una vieja
e infranqueable torre. Somos la familia, lo que queda en raíz
de lo que fue ideal. Tenemos la obligación de salvaguardar
la memoria de un padre, por eso cumplimos con el rito
de la palabra y la presencia del cuerpo en el clamor servil.
Primero lo más antiguo, la perdida genealogía del extraño
germen(un pueblo entre montañas, sano como río fuerte,
fiel a sus raíces y a su edad), después la joya que ilustra
la sapiencia de un hombre visionario en forma de insigne
admiración, de latido que convierte la sed de justicia
en armazón vivo de un pueblo. Es grato que ensalcen
la verdad, es honrado que se reivindique la lucidez
y el trato humilde por encima del tronío que falsea la vida.
La ley surge de un propósito, la ley se unta las manos
con la costumbre secular que transita de pensamiento
en pensamiento, de sudor en sudor, de amor a la tierra,
al mar, al mundo. La ley vive porque pervive su luz
en la costumbre más antigua, como el lodo que da fuerza
al mimbre del existir, que nos devuelve el sentido de la justicia
en palabras de legítima sensatez, y así es entendida y se hace
entendible entre los seres humildes. Que ellos la comprendan
para que la justicia tenga al fin la dignidad que merece y cumpla
con rectitud su función y su fatal e inapelable designio.