viernes, 28 de febrero de 2014

Perdido


Posiblemente sea la inercia quien te salve.

Has llegado a la misma hora,
y estás en el mismo sitio,
en el espacio desnudo de la palabra.

Hoy los versos dejan un sabor amargo en la lengua,
porque no basta la elocuencia si el tránsito de un cuerpo
arroja sobre ti su caída,
su huir alado.

Otra vez el pensamiento desvive la realidad
y son átomos de un sueño las verdades
que sobrenadan en el mar corto de un vaso
cautivo.

Afuera la lluvia no perdona el devenir insolente
de junio. Tú preguntas con garfios en la mirada,
y las pieles como yates a la deriva
se encaminan hacia el neón del círculo,
tras el rumor acrisolado de las voces
bajo paraguas de melancolía.

Y pides el último brebaje,
un cristal fino y transparente
donde absorbas la sangre amarilla de la expectación
y el denuedo.

Quizá la noche sea un presagio de luna
o quizá un vientre herido busque el perdón
junto a tus labios de sombra.

Quizá solo sueñes que eres otro.

jueves, 27 de febrero de 2014

Mi sombra



Cree que su exactitud es un don
no una condena. Siempre llega
tarde, igual que un caballo adormecido
por la luz. Su silencio de espuma
puebla las paredes, siembra las calles
o resucita en un reflejo incauto. Su
tardanza pesa en mi espalda como
un ayer de granito. Hay algo en mi
que la nombra, pero no soy yo.

miércoles, 26 de febrero de 2014

Ella

Debajo de la piel lleva un eclipse.

Su adjetivo simula un cromosoma de flor
o un laberinto sin raíz.

No la llames por su nombre,
solo olvídala
si puedes.

sábado, 22 de febrero de 2014

Un paseo por la ciudad imperial



Solo conocer un faro de historia.

La vocación de los puentes,
los tejados sin alma,
el miedo de los edificios,
el río que surge con un gran atlante,
misterioso y vivo.

Son tres días de palidez, tres rutas de soliloquio
que confinan los ecos
y dan a los sentidos
su resplandor amargo.

Nadie mira la oquedad,
el pensamiento de los jardines se escucha frágil
como si un corazón latiera exhausto
entre gabardinas de adiós.

Desde la altura el ojo recorre
la bisectriz de un paraíso, la enfermedad
de las cárceles, la gloria de los cometas
pervertidos por la quietud de los relojes.

Es difícil respirar este círculo de magia y derrumbe
mientras el horizonte desvela su mercancía de grises,
su terror de agua.

¿Podrá el tiempo subyugar ese pedazo de luz
que se instala en las vértebras del día, tan sutil,
casi susurro de invierno?

En la desnudez de las fachadas sobreviven los murciélagos
de la claridad. Más allá de la flecha que los puentes nombran
hay un suburbio de color, de agitada piel, de incógnitas
y labios caídos.

Nos paseamos entre el silencio de las horas vacías,
yo te hablo de esa visión
que remarcó la gracia de este frío inmóvil.
Nuestros dedos rozan el dibujo
que abril traza en los cristales.

Aviones de papel
invaden los cielos
con su volar
de azul.

La lejanía está cerca.

viernes, 21 de febrero de 2014

La sombra de Sísifo



De alguna manera hay que sostener la luz.
Eleva los brazos, concibe el gesto amante de un padre.
Como una estatua que el aire cincela vas a morir en el abrazo.

O no, piensa si ha sido un sueño el sol bajo tus axilas
o si panteras de barro, amantes felinos de la necesidad
son las esfinges, el cielo negro, la tierra seca,
ningún camino,
el torrente de fuego entre los mirtos, las raíces
concibiendo frutos de acero.

Yo te veo piel oscura contra piel oscura,
sombra que oscurece la sombra.

Sorprendido de no tener nada entre las manos
hace tiempo que la duda se hizo nube blanca
y voló con pájaros de azufre. Asumes fácilmente
las virtudes del circulo,
no te espantas del dolor, sueñas con días claros
que atraviesen los espejos,
mares que bajen raudos
hasta una lágrima de espuma.

Tu gran tarea consiste en olvidar que eres savia de un árbol infinito,
que el mundo, esa esfera de grietas
sigue inmóvil anclado a tus hombros como una joroba de miedos.

Y volverás a la risa , extendidas las líneas
que rodean los pilares
de un astro enjaulado.
¿Cuándo el párpado se abrió en tu locura
y te dijo yo soy la flor negra,
soy la especie,
soy la linterna que has cegado en lucidez?

Yo admiro el impulso animal de tus conquistas,
el desafío abierto en flor de sangre.

Los dioses imaginan camposantos, un fuego de mercurio,
la dinamita en tu cantera de cuarzo.

Tienes un corazón doblado en sima
y dos alas de libertad sin memoria.

jueves, 20 de febrero de 2014

Omnímoda

En tus piernas el viaje duerme.
Los ojos, la huella, los cristales
rubios, la memoria perdida,
el color infantil de un sueño.
Todo, todo cabe en tu luz.

Atardecer



Ella guarda la llave de la palabra. Cien pasos
o doce, los arcos, el mancillar de la piedra,
el mirador con la hembra emboscada como
un hálito. Es la historia un lugar verde, allí
donde la batalla sembró la plata, el restañar
de los alfanjes, la cruz dolorida o el misterio
de los campos para siempre rojos. No quiebra
el jardín la magia de los patios, escaleras por
las que el murmullo se agota como una canción
inacabada. Y en lo alto, la fuente de nácar,
con el azul de la bendición y las terrazas
que buscan el sol de un atardecer oscuro.
Mido en la memoria lo que quedará de este
sueño infantil, la caída, el reflejo de un molino
cuando el ocaso frío desnude la flor o la sed
de los menús o el infinito eclipse de las hojas.

lunes, 17 de febrero de 2014

De lo efímero

Hoy tu mano es una paloma fértil.

Mañana el sol vacío
poblará tu sueño.

Y yo seré otro.

domingo, 16 de febrero de 2014

Sin ti soy libre

No hubo ninguna razón: el azar
cuando sonríe también es ciego.

Faz contra faz solo el aire es mensaje,
incitación, premura.

Sin saber tu nombre,
sin la palabra como hilo de astucia,
sin entender el porqué de un verso yaciente
voy quebrando días o luces de ambigüedad
o territorios de infinita cal
en mi cicatriz roja.

Una vez el eco de los trenes naufragó tras la mirada,
la mitad de una frase tejió un resplandor
de sueños compartidos, de memoria y futuro,
casi una alfombra de hábitos
en el corazón
o en su reflejo.

La esperanza se muestra así como un clamor sordo de violines,
una dulce contradicción de ambigüedades
en la metáfora de un bar desconocido.

Pero hay otra verdad, más próxima,
de largas piernas, de colores perdidos,
que se ofrece a la noche como una despedida
o un sacrificio, como un juego de éxtasis
en el dibujo de los vasos sin alma.

¿Qué edad puebla estos laberintos de pasión
y terror cuando el incansable hechizo rompe su latitud
y se despide?

Nunca la paz fue más blanca,
en su armonía de filas estériles
hay un sonido de mar
o un decaer de agua perdida
en el oro de la virginidad.

Lejos del ayer las ventanas giran inversas
hacia el hoy imprevisible, allí donde no cabe
la metamorfosis de una querencia deshojada
por la impalpable calavera de los relojes.

Sin ti, soy libre.

viernes, 14 de febrero de 2014

El espejo



El filo, el filo de la luz en la levedad.
Frágil el sueño, la vida del ayer en
el rostro infantil. Siempre es joven
el iris del duende, siempre la ceniza
se oculta como una flor ciega. Yo
soy yo en mi adiós de azogue, fósil
que ignora las propiedades del ardid,
la perspectiva de la curiosidad que gira
como un soliloquio invertido. Escucha
la palabra sin sol, que no sea para ti
eco de fabulas, un dulce ocaso que
miente. Palpa el cartón de la piel,
su cicatriz de insomnios y luego
dime: ¿te anuncias o quién eres?.

lunes, 10 de febrero de 2014

Te amo porque eres frágil



Acostada en tu cicatriz de nieve
pareces el relámpago incorpóreo
de la caída. Pero hay en ti un sueño
de margaritas invencibles, un cálido
desnudo, la armonía impalpable de
una herida que es tu sol. Mi locura.

domingo, 9 de febrero de 2014

Siempre hacia el sur

Siempre, siempre hacia el sur.

En la memoria de agosto las golondrinas se alejan,
los dedos del agua habitan mi frente perlada.

Siempre hacia el sur
tras ese sol de imposible conciencia,
durmiendo junto al paisaje árido,
pedregal cautivo de la lejanía.

Siempre hacia el sur
con la libertad del coyote temblando en las pupilas
como leves pájaros que aman el aullido,
las salinas o el oscuro carmesí
de los desfiladeros.

Siempre
el olor de un polvo campesino
que atora las gargantas,
que nieva en los colmillos
de la sequedad.

Siempre
el camino lento de los lagartos,
la costumbre de poblar la luz
con sus escamas de pretérito,
con sus ojos de piedra
en la llanura escarpada.

Y en un susurro
el mar,
cohibido de acentos
que son lengua cristalina
sobre acantilados de sal.


sábado, 8 de febrero de 2014

La extrañeza

Oscuro el ruido de los cuerpos,
su disfraz de melancolía y astucia.

Nadie conoce el lugar ni el orden
ni los horarios del día.

La llegada es un ejercicio de miembros,
una extraña pulcritud de muebles desportillados,
un parasol de palabras sobre lenguas viscosas
como un fango alegre.

Pronto sabré que mi destino vuela
en la disposición de los gestos dulces,
en el mercadeo de las frutas o en el leve visaje
de mi testuz.

Pero mis labios quieren un sur de hilos
donde la lógica sea bandera de rutinas,
espejo útil de amapolas
que florezcan pretéritas
como pensamientos de la edad.

Todos los días un repliegue de pasos
va dejando babas de nostalgia
en mi cicatriz.

Y se añoran los espacios vacíos,
las madres de suaves falanges,
la piel de una semilla
joven, libre,
tal vez neutra.

A espaldas del mar los sueños semejan
un epitafio de consignas,
horas sin pájaros, latitudes innombrables
que adornan los galones
de lobos ágiles y ceñudos.

¿Qué hago aquí con mis heridas de luz,
cuadrúpedo de esperanzas rotas,
dermis bruñida por el frío
que es sangre o canción?

Afuera de los ecos, la gentes viven
entre cálidos arrecifes, esperando
las noches de máscaras,
cualquier túnica cuyas alas viajen
hacia el rayo verde de una ilusión.

Yo siento la extrañeza de mi origen de agua,
mientras las silabas que arrastro
no me nombran,
no me nombran.


viernes, 7 de febrero de 2014

La vanidad

Cuántas lenguas hibernan
en el foso de tu músculo.
Flores que no huelen, labios
que rozan la misma caricia.
La verdad muere en tu corazón
que no se abre a la luz.

domingo, 2 de febrero de 2014

Seis meses en otro lugar

Palacio o no,
aire cálido,
luz de esporas.

Mi destino desfila
con el lenguaje mineral
del salitre.

Incontables parecen los nombres,
las actitudes en cambio
solo usan mi disfraz
como si la virtud de un sonámbulo
fuera edén o capricho
o penumbra.

Yo describo la metamorfosis
con ironía de duende,
cedo al cansancio de mis pies,
hablo de ciudades que conocí
en mi sueño de ángel.

No hay disciplina que mate la verdad
cuando el brillo de una piel, los miembros
tensados de la duda, el corazón libre
del extranjero vacían su azul
en los orificios de la isla.

Un solo rumor de autobuses sin memoria
desnuda los pechos que tiemblan.

La música
imperceptible
vaga entre luces tropicales,
entre ejércitos sin paz
que clausuran los misterios del lenguaje,
los gritos del pánico que llora.

Seis meses
como seis aullidos ciegos.

sábado, 1 de febrero de 2014

Fragmento de "La naúsea" de Jean Paul Sartre

"La realidad es un presente perpetuo. Presente, nada más que presente… las cosas son en su totalidad lo que parecen, y detrás de ellas… no hay nada. Yo me saco de la nada a la que aspiro; el odio, el asco de existir son otras tantas maneras de hacerme existir, de ahí la ironía y tragedia de ese paródico: existo porque pienso. Pero tengo miedo de lo que va a nacer, de lo que va a apoderarse de mí, ¿y arrastrarme adónde?. Siempre es demasiado tarde o demasiado temprano para lo que uno quiere hacer".